En el episodio de la #LadyChiles el columnista de El Financiero, Carlos Mota, cuestionó a la señora que agredió a su empleada doméstica: la llamó ?mamona?. Pero no dejó ahí la cosa. Mota pensó que también debía ser criticada la humilde mujer humillada: la llamó ?ratera?. A Mota le pareció muy grave el ?robo? de unos chiles, más grave que la acción realizada por la ?mamona? que exhibió en un video a su trabajadora.

Al día siguiente Carlos Mota dijo en su columna que Grupo México había pasado a ser víctima. Le molesta al periodista que se exijan sanciones contra la empresa que provocó una catástrofe ambiental en Sonora. Pedir un castigo le parece a Mota un atentado al Estado de derecho.

Hoy jueves, Mota dice que comió muy rico en el nuevo restaurante del hotel Presidente Intercontinental, de Ángel Lozada, llamado Chapulín.

Carlos Mota es un gran periodista de negocios porque piensa exactamente como los empresarios mexicanos.

A los hombres y mujeres de negocios les encanta humillar a sus trabajadores, les fascina hacer dinero dañando el medio ambiente y son expertos en el arte de inaugurar restaurantes, bares, etcétera, tanto en México como en las principales ciudades o destinos turísticos del mundo.

Conocí al dueño de El Financiero, el polémico Manuel Arroyo, al que he criticado bastante en esta columna. Le dije que había fallado al contratar a algunos periodistas, pero que sin duda había acertado con Carlos Mota.

Mi amigo Mota piensa, como los empresarios, que para hacer negocios todo debe permitirse.

Por fortuna, hay gente en México que piensa de otra forma. Espero que la #LadyChiles sea castigada y se deje en paz a su empleada doméstica. Y nada me daría más gusto que una sanción enorme a Grupo México, empresa que se ha metido en tantos problemas que quizá se le deben retirar sus concesiones. Por lo demás, espero pronto visitar el Chapulín del Presidente. Algo bueno habrá en ese restaurante. Voy a invitar a Mota.