La mesa está puesta, las vastas viandas están ya esperando a los invitados a la cuchipanda que ofrece la reforma energética. 

La extrema violencia y criminalidad en México no es una casualidad, así sucede en diferentes partes del mundo donde abunda el petróleo. 

Pero como nada es una casualidad, para llevar al cabo los planes que tenían trazados era necesario seguir una secuencia, y la instauración de grupos criminales estratégicamente distribuidos fue labor del gobierno de Calderón, encomienda que cumplió al pie de la letra. 

No hubo tal retraso en la puesta en acción de la anunciada Gendarmería Nacional, su llegada es con precisión de reloj suizo y llega de manera simultánea cuando es anunciada la reforma energética en su totalidad, con todo y sus letras chiquitas. 

La ?eficiente? policía federal, legado de Calderón, no podría detener la hecatombe de la que formaron parte. 

En estos días misteriosamente, el comercio ilegal de combustible diesel en las carreteras, se erradicó casi por completo de manera instantánea, y así con esa constancia se irá controlando también el saqueo a los ductos y el control que tenía el crimen organizado de Pemex en regiones fuera de control como en Tamaulipas, donde el producto del hurto se exportaba ilegalmente, vía aduana mexicana y estadounidense con total impunidad durante todo el sexenio de Calderón; finalmente en aquella época Pemex pertenecía a los mexicanos, ahora los extranjeros no lo permitirán.  

La Gendarmería Nacional es una corporación que nace con buena estrella, ya que está creada para garantizar y no para simular la seguridad demandada por extranjeros y que exigen óptimas condiciones para  poner a producir sus capitales sin contratiempos. 

De la misma manera, so pretexto de la criminalidad, ante el menor indicio de manifestación social en contra de la reforma energética, que ponga en el más mínimo riesgo las inversiones, éstas serán reprimidas por la altamente calificada Gendarmería Nacional. 

Lo que es un hecho es que las inversiones extranjeras estarán blindadas contra la criminalidad; la cuestión aquí es: ¿Los mexicanos de a pie disfrutaremos también de ese resguardo del que gozarán las transnacionales con el nuevo diseño policial?