Un texto de la periodista Gloria Palma, que reproduce el columnista Óscar González, acerca de Chetumal y la zona sur, envía un mensaje profundo en torno a la identidad y la importancia de la capital, que remece por igual a los del sur y los del norte. Sobre todo, al recordar la frase del escritor inmortal Carlos Fuentes cuando recibió el doctorado honoris causa de la Universidad de Quintana Roo.

En su discurso de aceptación -recuerda Gloria Palma- el gran novelista sacudió con una aseveración: ?México no termina en Chetumal, sino que empieza en Chetumal. Aquí comienza Quintana Roo. En esta frontera sur nuestra Latinoamérica se encuentra con nuestro país?.

Cuánta razón tiene esta afirmación que, sin embargo, es desconocida o ignorada por muchos.

Chetumal, ?la cuna del mestizaje?, tiene ese valor histórico incalculable, minimizado por grupos políticos, por las nuevas generaciones, por los ciudadanos del norte; quienes, por el contrario, buscan en la diversidad una identidad y un arraigo que el sur lo consolidó hace tantas décadas.

Las bellezas de las zonas sur no son menos que las del norte. Basta recorrer hacia cualquier dirección del interior para apreciar la majestuosa selva, los sitios arqueológicos, los pueblos pintorescos, sus lagunas, el Fuerte San Felipe y monumentos, entre otras.

La ubicación geopolítica no es de menor importancia que la frontera marítima del Caribe mexicano norte, lo cual queda demostrado por enésima ocasión con el plan ?Frontera Sur?, firmado entre México y Guatemala, con alcance regional.

En fin, las cualidades están a la vista. Lo criticable es que no las promuevan en su justa medida por seguir privilegiando a una zona norte exitosa, con todo a su favor. Lo correcto no es disminuir la promoción del norte, porque sería absurdo, pero podría evaluarse redirigir, compartir, potenciar para favorecer más a la zona sur.

Bacalar, por ejemplo, requiere con urgencia revitalizar sus atributos de ?pueblo mágico?, porque en la práctica no reúne todos los criterios con que se creó este programa en la administración federal anterior.

Un primer paso se dio este martes. Fernando de Jesús Salazar Cámara, director del Fideicomiso de Promoción Turística de Othón P. Blanco, dio a conocer el inicio de la campaña de promoción agosto-diciembre de los destinos del sur cuya inversión inicial es de 4 millones 725 mil pesos.

Recientemente, la secretaria de Turismo federal, Claudia Ruiz Massieu, sostuvo que están revisando las concesiones a ciertos pueblos mágicos, y que en septiembre, en el marco de la celebración del Día Mundial del Turismo, cuya sede es México, será relanzado el programa para que éstos tengan solidez y mantengan, ?al paso del tiempo?, no sólo sus atributos, sino que detonen su desarrollo económico. Será el momento para Bacalar, será cuando pueda acceder a recursos económicos e impulsar empleos y prosperidad.

Por otra parte, Chetumal podría perseguir el ejemplo de Cozumel, donde están manejando con profundo sentido ante la UNESCO su nutrido patrimonio histórico cultural para alcanzar la categoría y ser beneficiado con recursos y proyectos. ¿Acaso ser la cuna del mestizaje no lo vale?

Hay elementos, hay antecedentes históricos, lo que se distingue es desgano de todos los actores involucrados: autoridades, empresarios y ciudadanos.

Eduardo Espinosa Abuxapqui, en Othón P. Blanco, y José Alfredo Contreras Méndez, en Bacalar, están más ocupados en la grilla, en sus proyectos político electorales, en cómo sortear la crisis financiera de sus municipios, que en asuntos de historia, cultura o identidad.

Los empresarios del sur no comprometen cantidades suficientes. En el Tianguis Turístico de mayo, realizado en Cancún y la Riviera Maya, los de Chetumal y Bacalar aportaron lo mínimo para darse a conocer en la plataforma más exitosa del rubro en el país.

Sus habitantes están más preocupados por la carestía y el desempleo. Es lógico. Pero deben aportar anécdotas, quehaceres o textos como el de Gloria Palma, para hacer valor su condición de capitalinos orgullosos, aun cuando se les arrebate territorio de vez en cuando.

Othón P. Blanco y Bacalar merecen algo mucho mejor de todos.