La Secretaría de Hacienda a través de la CONSAR, publicó un estudio sobre la cultura y el comportamiento financiero de los trabajadores independientes e informales, de aquellos que no tienen un trabajo con prestaciones de seguridad social incluidas. El análisis incluyó a profesionistas independientes y a los denominados trabajadores por su cuenta.

Hace poco compartí con usted sobre la informalidad y el impacto que tiene en la economía de México, de 25 % del PIB nacional le decía.

 

Por ello me parece muy importante que se haya elaborado este estudio, porque es necesario que se tenga medido el problema en todas sus dimensiones. La informalidad, los profesionistas independientes y en general todas aquellas personas que laboran sin seguridad social, representan un serio problema financiero para el país.

 Todos llegarán a edades avanzadas, e incluso muy avanzadas, pues la expectativa de vida se eleva cada día con los avances de la ciencia médica. No obstante, carecerán de servicio médico y de una pensión que les permitan solventar sus necesidades y vivir con dignidad.

Llegado el tiempo, el erario tendrá que absorber los gastos y se generará un desastre financiero, pues no es sostenible que la seguridad social pague las erogaciones de personas que nunca aportaron a ella. Es un riesgo latente para las finanzas públicas, y claro, para las personas.

 Por eso le digo que considero valioso el análisis de la CONSAR, porque ayuda a dimensionar tema. Los resultados son pésimos y preocupantes, pero al menos dejan luz de por dónde comenzar a trabajar. Van algunos ejemplos:

1. De los profesionistas independientes, solo el 15 % tiene seguro de gastos médicos y apenas el 5 % cuenta con algún seguro o plan de retiro. De los trabajadores informales no hay nada qué decir, no llegan ni al 1 % en ambos tópicos. Son cifras explicables por las condiciones a las que el país los ha obligado, pero no por eso menos preocupantes. No están haciendo nada por cuidar su futuro, absolutamente nada, y el tiempo los va a alcanzar.

2. El 100 % de la muestra no cuenta con Afore, nadie la tiene. El 56 % nunca ha tenido una y el resto la canceló hace seis años o más. Siendo así, ¿de qué van a vivir en la vejez, cuál será su sustento? Al cuestionarlos, la mayoría piensa vivir para siempre de su negocio o no dejar nunca de trabajar. ¿Le parece factible al lector? ¿Y si se sufre de invalidez? ¿Y si se alcanza la incapacidad o incompetencia? Sin duda urgen políticas públicas al respecto, y por el bien de todos.

3. De los encuestados, solo el 11.8 % cuenta con la práctica del ahorro, y además con pésimos hábitos para hacerlo, pues el 44.6 % lo hace en cuentas bancarias y el 44 % mediante guardaditos en casa. Es dinero inútil para el futuro, pues al no estar invertido pierde poder adquisitivo y su valor decrece con el tiempo. Se trata de conciudadanos que jamás lograrán construir solvencia.

 Y así le podemos seguir. El 55 % dice que no ahorra porque no le alcanza; el 80 % nunca ha realizado el cálculo de cuánto necesita ahorrar para su futuro; y de los que sí ahorran, ni el 2 % lo hace en cuentas de Afores. Vaya, predomina la ausencia total de educación financiera. E insisto, apremian políticas públicas que atiendan la carencia, que generen oportunidades y construyan cultura financiera.

 ¿Y de quién es la culpa de todo esto? ¿Del gobierno y su falta de planeación; del mexicano y su eterna desidia? Creo que aplica lo dicho por nuestro entonces presidente Felipe Calderón: ?haiga sido como haiga sido?. Y pues sí, lo que apresura es solucionarlo, porque cada día se expande la informalidad, y con ella la presión financiera, el pasivo contingente.

 

Amable lector, recuerde que aquí le proporcionamos una alternativa de análisis, pero extraer el valor agregado, le corresponde a usted.

 

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