La consulta popular, prevista a raíz de la reforma política, lejos de integrar al electorado de manera directa a la discusión y toma de decisiones en ciertos temas, solo se ha convertido en una bandera populista y electorera por parte de los partidos políticos en México que solo parecen buscar su rentabilidad electoral, convirtiendo al proceso de consulta en una vil estrategia publicitaria con miras al 2015 y al 2018. Veamos las principales muestras de ello:

 - La del PAN por subir los salarios mínimos viene del partido que durante sus gobiernos el poder adquisitivo real del trabajador cayó más dramáticamente en la historia (solo 40% en el sexenio de Felipe Calderón), además se adjudica una iniciativa que originalmente es del Gobierno del Distrito Federal, que incluso ha realizado un estudio técnico y jurídico serio al respecto. El PAN pareciera que, dentro de una más de sus ocurrencias, pretende subirlo por decreto, con los efectos indeseables ya conocidos, cayendo en la contradicción (enésima en el caso de este partido) de instrumentar una política más cercana al sexenio de Luis Echeverría (uno de sus personajes más odiados). Si el grupo calderonista (Lozano, Cordero y cía.) se ha pronunciado en contra es solo porque la propuesta viene de su grupo antagónico al interior (Madero), porque cinismo no les falta.

 - La del PRD de tratar de revocar la reforma energética, sabiendo mejor que nadie que, en su caso, la SCJN la declarará constitucionalmente improcedente, ya que la ley estipula que temas relacionados con los INGRESOS no están previstos para una eventual consulta, es decir, solo buscan que la corte les propine ese revés para usarlo como bandera, engañando a buena parte del electorado haciendo creer que hay confabulaciones entre la corte, el Gobierno y las empresas que, eventualmente, participen en el sector energético recién abierto a la inversión privada, sabiendo también que para esas fechas (2015) algunos contratos ya estén firmados, y hasta algunos proyectos en marcha.

 - La del PRI de reducir de 400 a 100 el número de diputados (los "plurinominales" pasarían de 200 a 100) y los Senadores pasarían de 128 a 96 eliminando 28 de lista nacional), esta propuesta de consulta nacional es la menos populista y demagoga de todas, ya que, para empezar, Peña Nieto la incluyó en su campaña, pero no deja de ser una bandera con fines de capitalizarla políticamente con resultados no tan halagadores como parece, los legisladores de representación proporcional obedecen a un motivo de representación de las minorías, y a ellos se debe, en gran medida, los logros democráticos alcanzados y nuestra incipiente transición, además de que no son tantos como pareciera (México está por debajo de la media mundial en la relación entre número de legisladores y habitantes) y el impacto en cuanto al gasto no sería significativo.

- Los de los partiditos de izquierda, que del estribillo "TRAICIÓN A LA PATRIA" no pasan, y solo están preocupados en mantener el 3% de la votación nacional en 2015 para mantener su gran NEGOCIO parasitario, y con acciones populistas como el cheque devuelto por M.C. a la Tesorería por 15 millones de pesos, cantidad irrisoria comparada con todo lo que reciben sus bancadas por distintos conceptos, con esos 15 millones "compraron" suficiente publicidad gratuita en los medios, como para justificar ese "sacrificio". ¿Por qué en años anteriores no devolvieron nada?

En México muchas cosas terminan desvirtuándose, y la consulta popular parece ser una de éstas, mientras en otros países se le da un uso serio y se involucra al electorado en ciertas decisiones, aquí solo se usa a manera de BURLA al ciudadano. El tema del aumento a los salarios y el de la reducción de legisladores se debe tratar de otras formas, sobre todo el primero, mediante un gran pacto contra la desigualdad, que involucre a todos los sectores del país, que sea solidario, que equilibre los logros en materia macroeconómica alcanzados, y que aproveche el contexto de creación de riqueza que suponen las reformas recientemente aprobadas, y que se vean reflejadas en una sola palabra: JUSTICIA.