Como en sus mejores tiempos el PRI no deja de moverse para no quedarse atrás, si durante el gobierno de Miguel Alemán las instituciones creadas a partir de extraños planteamientos nacionalistas, retomaron su esencia caciquil, en estos tiempos de franco retroceso histórico, los ?jóvenes? tecnócratas en el poder, hacen uso de las enseñanzas aprendidas allende nuestras fronteras para prodigarse en la instalación de estereotipos liberales para irle dando forma al desmantelamiento de nuestra República, con otra forma más de modernización, ensoñación y completa entrega a los avatares monetaristas que tanta falta le han hecho a nuestros gobernantes.

Ahora que los tres poderes de la unión se han reconvertido en un solo, y que además no acepta limitaciones ideológicas, el país vive una euforia increíble de bonanza y prosperidad como nunca antes se vio. Jamás Porfirio Díaz imaginaria siquiera que la televisión existiera o que Paco Stanley reviviera para dar fondo y forma al actual Estado mexicano, ese que alguna vez nos protegió, dio cobijo y nos representó tal y como lo señala la Constitución.

Afirmar que este gobierno priista heredero de todos los privilegios habidos y por haber, ha conseguido lo que nunca se obtuvo, es despreciar a quienes nos dieron patria, el nacionalismo no es la exageración que los exegetas televisivos nos han hecho creer, éste existe y por él millones de mexicanos nos sacrificamos a diario con el simple acto de ser ciudadanos contribuyentes y así darle la sustancia civil a quienes por mandato constitucional nos gobiernan.

Los actos gubernamentales no son extraordinarios, el sencillo ejercicio de sus atribuciones está debidamente recompensado, no sucede lo mismo con los respetables ciudadanos que cumplen a cabalidad con sus compromisos, ahí está el ominoso ejemplo donde el presidente de la República acompañado de todo su séquito, además de sus increíbles invitados, anuncia felizmente la consecución en el papel de las reformas que según ellos, tanta falta le han hecho al país; lo fundamental en este caso es que al acto solo asistieron distinguidos miembros de la clase en el poder, es decir, no apareció ningún elemento que fuera discordante para tan importante suceso; eso nos reafirma que Peña no es el presidente incluyente que prometía ser.

Con actos como el descrito el gobierno se deslinda de sus auténticas responsabilidades republicanas para atender intereses que le son completamente ajenos; si la ciudadanía ha sido desplazada por completo de este proceso reformador, ¿entonces para quién se gobierna?, si los principales actores son ignorados y hasta insultados ?el senador Penchyna hace honor a su partido- , entonces pues a quién se dirige este gobierno excluyente; no será suficiente con la costosa propaganda desplegada para según ellos informarnos, la pregunta es de qué nos vamos a informar si todos los medios nos bombardean con sus consabidas ?notas? que decididamente son boletines oficiales.

Afirman los animadores oficiales que lo más difícil ya se consiguió, y que de hoy en adelante solo disfrutaremos de las estupendas rentas que las reformas por sí mismas producirán, el pequeño ingrediente de todo este menjurje mediático lo constituye la necia realidad, porque de sacrificios y crisis somos expertos, recuérdense los fracasos Salinistas, Zedillistas, Foxistas y Calderonistas; solo para ilustrar nuestra triste memoria de tantos y tantos ?ni los veo, ni los oigo?, sin olvidar las sandeces: ?¿y a mí por qué??, y el brutal ?haiga sido como haiga sido?.

Lo único verdadero y tangible es que el PRI con toda su aplanadora está más vivo que nunca y que don Fidel nunca se equivocó con sus aproximaciones cantinescas.