El turismo en México es una industria muy importante, es un detonante del desarrollo  económico del país, pero que necesita de recursos destinados al impulso de infraestructura y de servicios turísticos, con lo que provocará una mejora en la calidad de vida de la población local; además los beneficios de destinar recursos a este sector se traducen en incrementos en la creación de empleo, captación de divisas y mayor ingreso de los gobiernos, a nivel local, estatal y federal. 

México, durante el 2013, fue el décimo tercer destino turístico más importante del mundo, al recibir un total de 23.7 millones de turistas internacionales, que generaron una derrama económica de 13, 819 millones de dólares,  así, el turismo es la quinta actividad económica en captación de divisas del país.

Durante los primeros seis meses del año pasado el superávit de la balanza turística se ubicó en 3 mil 130 millones de dólares como resultado de los ingresos generados que sumaron 7 mil 119 millones de dólares, y de egresos (las divisas que gastan los turistas mexicanos cuando visitan otros países) que alcanzaron un monto de 3 mil 989 millones de dólares. Dicha cifra representó un incremento de 9.7 por ciento en comparación con el saldo de 2 mil 854 millones de dólares observado durante el primer semestre de 2012.  

El sector turístico del país da empleo directo a 2 millones 474 mil 162 de personas,  lo que equivale al 6.8 por ciento de los puestos de trabajo formal de México según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI).

Los datos del INEGI nos dicen que el turismo contribuye con el 8.4 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) del país. En 2011 el PIB turístico a precios constantes fue equivalente a 728 mil 186.5 millones de pesos, monto ligeramente mayor a la suma total del PIB de los estados de Aguascalientes, Durango Morelos, Quintana Roo, Yucatán y Zacatecas.

El turismo doméstico representa el 82.3 por ciento del consumo total, es decir, ocho de cada diez turistas son habitantes del país que consumen servicios turísticos en otras regiones de México, de donde son originarias, y es casi ocho veces superior al consumo receptivo.  

El sector turístico en México no ha desarrollado todo su potencial, ya que el país cuenta con recursos naturales, como playas, ríos, lagos, un sinnúmero de zonas arqueológicas, ciudades coloniales, etcétera, que pueden ser sitios muy interesantes para el fomento de estos servicios y que podrían crear muchas fuentes de trabajo, aumentando la capitación de divisas e incrementando los ingresos fiscales de los tres órdenes de gobierno.

Los motivos por lo que no se ha desarrollado debidamente el sector turístico del país se debe a varios factores, entre los que destacan: que no haya una adecuada política que fomente el sector, que tampoco exista una buena infraestructura que contribuya al crecimiento del turismo en varias partes de México, que muchos de los prestadores de servicios no estén debidamente preparados para ofertar los servicios turísticos; la inseguridad y violencia que existe en muchas zonas del territorio nacional también inhiben  la visita de los turistas, y por último no se cuenta con una debida regulación de las inversionistas nacionales y extranjeras, lo que provoca que no haya los ingresos suficientes en el sector.    

Actualmente la oferta de alojamiento para atender la demanda turística del país supera  los 17, 000 establecimientos, con más de 637,000 habitaciones en diferentes categorías. La inversión española en el sector turístico mexicano es de las más grandes, y opera 77 hoteles con más de 28 mil  habitaciones y aproximadamente el 70 por ciento de la inversión hotelera de la Rivera Maya de Quintana Roo es de inversionistas españoles, esto  de acuerdo con datos del Consejo de Promoción Turística de México (CPTM).

La rápida expansión de la inversión española en el sector turístico se debe principalmente a las grandes ganancias que hay en esta actividad económica, a las facilidades y concesiones que dan las autoridades mexicanas a las empresas ibéricas, las cuales reciben una serie de descuentos en todo tipo de impuestos y subsidios prediales; también cuentan con tasas preferenciales de bancos españoles establecidos en el país, de hasta de 3 por ciento anuales, mientras los inversionistas mexicanos tienen que pagar intereses de dos dígitos.       

La inversión española en hoteles no está debidamente supervisada por las autoridades hacendarias del país, ya que no existe un control sobre la salida de ganancias que obtienen las compañías y tampoco hay una regulación que obligue a dejar un porcentaje de sus utilidades en el país, como sí existe en otras partes del mundo.     

Las principales cadenas de hoteles españoles que operan en México son el Grupo RIU, que cuenta con ocho mil 635 habitaciones en 16 hoteles en el país, también está Sol Meliá, Fiesta Hotel Group, Iberostar, NH,  Barceló y Gran Bahía.

Para darnos una idea de las grandes ganancias que tienen los hoteles españoles en México, podemos ver  los estados financieros del Grupo Barceló, donde se observa que su inversión en la Rivera Maya le genera al cerca del 75 por ciento de la EBITDA, y el porcentaje de ocupación ha rondado el 85 por ciento.    

Los empleados de los hoteles españoles en México no están del todo cómodos con sus patrones europeos, ya que el turismo ibérico generalmente no acostumbra a dar propinas, con los que los trabajadores mexicanos tradicionalmente completaban sus bajos salarios que reciben en los hoteles y restaurants y otros servicios que se ofrecen dentro de las instalaciones de los consorcios hoteleros.

Los paquetes que ofrecen los hoteles españoles a sus clientes es la de proporcionarles a éstos casi todos los servicios, como son los de alimentos y bebidas, traslados, tours y otros más, con lo que  inversionistas nacionales y prestadores de servicios, como son los de restaurantes, guías, taxistas y otros, no se pueden beneficiar de la derrama económica de los visitantes extranjeros y nacionales.

 

El gobierno de Enrique Peña Nieto, se ha preocupado por fomentar el turismo con nuevas políticas, que han dado cierto crecimiento a este sector; un dato muy significativo es que el Banco de México reportó que en el primer bimestre de 2013 hubo dos millones 200 mil visitantes al país, mientras que en el mismo lapso de 2014 el número se elevó a dos millones 500 mil, lo que significa un crecimiento de 14.7 por ciento. Pero este crecimiento no es suficiente y tampoco se han implementado políticas que frenen los abusos de los hoteleros españoles, que inclusive detentan, dentro de sus instalaciones: playas, cenotes, manglares y otras riquezas naturales del país, y aunque se disminuyeron los beneficios de la consolidación fiscal, esta sigue siendo muy recurrente para inversionistas hoteleros nacionales, como el Grupo Posadas, que dirige actualmente Eduardo Azcárraga, y que son los mismos quebraron la línea aérea Mexicana de Aviación, que privatizó el gobierno de Vicente Fox, dejando sin empleo a miles de trabajadores.          

El gobierno de México en materia de servicios turísticos debe  crear más infraestructuras, como son aeropuertos, marinas y puertos más eficientes para recibir ferris, mejorar las carreteras, acelerar la inversión del transporte de pasajeros por ferrocarril, crear regulaciones que supervisen debidamente a los ofertantes de estos servicios, ya sea nacionales y extranjeros, y por último invertir en capacitación de los trabajadores del sector para una mejor atención del turismo nacional e internacional.