No hay duda de que al presidente Enrique Peña Nieto el tema de la sucesión presidencial es uno de los que oficia DE MANERA SOLITARIA.

Peña Nieto nació en medio de la política, creció en ella y es su estilo de vida. Por ello la sucesión presidencial será para él un ejercicio indivisible, incompartible, totalmente personal.

Ayer se grabó un programa en el que siete periodistas (Lilly Téllez, Denisse Maerker, Ciro Gómez Leyva, Pascal Beltrán del Río, León Krauze, Pablo Hiriart) en el que el presidente Peña Nieto tocó los principales puntos sobre las reformas estructurales que están en la mente de miles de mexicanos como serias esperanzas para superar sus graves problemas, pero también con una incertidumbre de que vayan a concretarse en un plazo tan largo que simplemente no lo aguantaría la precaria condición económica en la que viven esos compatriotas.

El juicio mediático de este ejercicio lo dará la opinión pública una vez que se transmita en canales abiertos de TV el mencionado panel periodístico con el presidente.

Los avances que he tenido del evento, de fuentes harto confiables y que por cierto no son ninguno de los periodistas participantes, muestran a la hora de responder a preguntas duras a un presidente de la república que sigue confiando en su proyecto de reformas como la gran carretera de la modernización de México.

Pero el presidente Peña Nieto, oficiando solitario la sucesión presidencial, no ponderó a ninguno de sus operadores como el factor clave del aterrizaje de las reformas.

Las reformas ya están dentro del marco legal requerido.

Si por algún imponderable alguno de los operadores energéticos, políticos, financieros, hacendarios, telecomunicativos, etc. le fallan al presidente, simplemente serían removidos para dejar su paso a nuevas alternativas presidenciales.

El presidente Peña Nieto cuidó, fundamentalmente, a los diputados y senadores, al secretario de Hacienda, al secretario de Gobernación y punto.

Me ha correspondido ver muy de cerca el desarrollo de las últimas seis sucesiones presidenciales.

Observé cómo, de una manera muy hábil, Emilio Gamboa Patrón, como secretario particular de Miguel de la Madrid, cuidó la decisión en favor de Carlos Salinas. Eso a pesar del susto que les metió Heriberto Galindo cuando aceleró a Alfredo del Mazo para que felicitara a Sergio García Ramírez por haber sido ?el ungido?.

Carlos Salinas construyó con mucha inteligencia la candidatura de Luis Donaldo Colosio. Pero le fue imposible contener a un ambicioso Manuel Camacho Solís que nunca se disciplinó en favor del sonorense y lo acosó hasta el grado de enrarecer el ambiente de una forma tan densa que culminó con la tragedia de Lomas Taurinas.

Ernesto Zedillo, un gran presidente sin duda, por más que quiso acercarse al PRI no se le dio lo tricolor porque fue un hombre repelente a las formas que exige cumplir el sistema político mexicano.

Recuerdo que cuando Francisco Labastida fue nominado candidato presidencial y dejaron a Diódoro Carrasco en su lugar en Gobernación, yo le comenté a uno de los hombres más influyentes en el ánimo del presidente Zedillo: ?Éste (Diódoro) más bien tiende para el PAN que para el PRI?.

Pero el influyente personaje me dijo razonadamente: ?Esas consideraciones no están en el mundo del presidente. Él ya cumplió y cumplirá con el PRI hasta el último momento?.

Vicente Fox presintió muy bien que Santiago Creel no era un político de pelea como lo necesitaba él en lo personal y el PAN como partido.

Pero Fox había dejado desintegrar su gabinete y por lo tanto no tenía alternativas claras e incrustadas con firmeza en la nomenklatura panista y Felipe Calderón les ganó la candidatura más por descuido de Santiago Creel que por habilidades del michoacano.

Felipe Calderón supo que llegó a su increíble 0.45% de ventaja sobre López Obrador, pero nunca tuvo control de esa operación.

Su trabajo político estuvo enfocado fundamentalmente a reducir a López Obrador. Nunca lo logró.

Sus principales políticas públicas, si es que así puede considerarse técnicamente su guerra perdida contra el narco, nunca tuvieron como finalidad construir un candidato presidencial con popularidad y estructura.

Una panista de mediana estatura, física y política, como Josefina Vázquez Mota les comió el mandado a los calderonistas y Ernesto Cordero ganó perdiendo porque ahora es un senador con cierto renombre, mientras que Vázquez Mota es ya parte del inventario panista de lo irrescatable.

Desde que Emilio Gamboa operó para Miguel de la Madrid la sucesión presidencial en favor de Carlos Salinas, hasta el momento en que el PAN nominó a Vázquez Mota y las ?izquierdas? insistieron en López Obrador, Enrique Peña Nieto ha venido observando procesos de construcción de líderes y sus escenarios de triunfos o fracasos; la aparición de fortalezas y debilidades de muchos que piensan que un despacho secretarial los convierte en automático en presidenciables, y la conducta de los medios de comunicación, la mayor de las veces interesada.

En el panel con periodistas Enrique Peña Nieto ha dejado en claro dos cosas:

1.- Que ha construido un esquema de reformas con visión de estadista para cumplir su tarea histórica como presidente de México.

2.- Que la sucesión presidencial la conducirá aprovechando los escenarios políticos que crearán las reformas estructurales. Pero que la conducción será solitaria y la decisión se conocerá hasta dentro de muchos, pero de verdad muchos, meses.

EN TIEMPO REAL.

1.- La homologación de las elecciones estatales con las presidenciales es una necesidad política y económica en México. En Guanajuato se homologaron esos procesos y organizarlos cuesta ahora mucho menos al erario. En Veracruz el gobernador Javier Duarte ha tomado la iniciativa de realizar una homologación similar y es muy probable que el congreso estatal convoque a elecciones para un periodo por dos años, (2016-2018) y empatarlas con las siguientes presidenciales. Los Yunes, Héctor y José, parece que de plano dijeron que no les interesa una mini gubernatura. Los viables son el secretario de gobierno Erick Lagos, el de desarrollo social, Jorge Carvallo y el vocero estatal, Alberto Silva.

2.- Después de que La Tuta ha balconeado a medio Michoacán reunido con él, el ahora llamado Rey de los Videos, es señalado por los panistas como el que grabó la fiestecita teibolera en la que los pillaron.