Aunque a estas alturas todos lo han dicho ya. Y lo mejor, todos lo sabían ya. Bien vale el esfuerzo hacer un breve registro de la ejemplar desvergüenza del Partido Acción Nacional exhibida una vez más en reciente video ya sea como filtración del ?fuego amigo? o mera muestra ?objetiva? de su ?inmoralidad?.

Ya se sabe también: que alguien tenga sexo con prostitutas o baile con quien desee no es argumento para señalarle de inmoral, excepto que ese alguien, como los panistas exhibidos en el video de Reporte Índigo, presuma públicamente de una conducta virtuosa, su ideología remita a una serie de patrones que supuestamente invisten de pureza (honestidad, iglesia, religión, familia?) o posea un historial de alarde de moralidad cívica y todo lo que ello implique en función de ?una vida sin mancha?. Y a más de inmoral, indignante, si sus aventuras son pagadas por el erario público (y aunque lo paguen de sus bolsillos, pues de entrada, la mayor parte de la burocracia mexicana no merece los faustuosos y poco éticos ingresos que percibe por dañar al país y la sociedad).

Y aunque los panistas se hacen tontos a sí mismos o, taimados, se hacen los tontos ante los demás, sabemos que la ?carne es débil? e incluyendo a los que se la han vivido en el confesonario o bajo el latigazo del cilicio, todos los santurrones, como todo el mundo, son susceptibles de caer en la ambición del dinero y el poder y, sobre todo, en el peor aguijón: ?la tentación de la carne?.

Y tiene razón el hermano de Margarita Zavala, esposa de Felipe Calderón, que tras el escándalo de la semana pasado escribió el siguiente tuit: ?No sé de dónde sacan que en el PAN hay doble moral. en ese partido hace tiempo que dejamos de ser referente de alguna clase de moral.?.

Independientemente del tono o la intencionalidad, el tuit refiere y acepta una verdad conocida hasta por los curas (quizá los primeros en enterarse), los panistas suelen ser de la ?peor? ralea posible presumiendo de lo contrario. Y los risibles o indignantes ejemplos de su moral exhibida públicamente abundan:

Minifaldas prohibidas en gobiernos estatales o municipales gobernados por el partido; desvío de recursos; políticos como Pancho Cachondo, Villarreal, Fox, Martínez, Cuevas, las Motas y las Sotas?; funcionarios asesinos de sus propios compañeros; funcionarios golpeadores acosadores de mujeres brasileñas; los  sobornos o ?moches? del propio Villarreal; la oculta autorización de casinos y contratos y un enorme etcétera.

Y lo que ha escrito Zavala no sólo describe, reconoce, ratifica y oficializa las conductas ?amorales? del panismo en general -aunque se trate de ?fuego amigo?, pues  Zavala como calderonista se supone estaría socavando a Gustavo Madero como rival del esposo de su hermana-, también una moralidad muy particular: la de Felipe Calderón, su régimen y sus colaboradores. La frase, ?en ese partido hace tiempo que dejamos de ser referente de alguna clase de moral?, valida el fraude, la violencia, el crimen, la corrupción, la simulación, la hipocresía, el cinismo?, ejercidos, impulsados o encubiertos por el calderonismo.

Y el problema grave es que se utilizan recursos públicos para todas estas aventuras, ya sea directamente o vía bolsillos. En descargo de los panistas hay que decir que políticos de casi todos los partidos las viven también; aunque quizá sin andarse santiguando públicamente o sin hablar de una moral cristianoide como fundamento de su ideología (López Obrador ha presumido de su cristianismo y moralidad, pero hasta ahora no lo han agarrado con ?las manos en la masa?).

Cuando se considera a individuos como Calderón, su cuñado y sus rivales temporales, se otorga la razón radical a Daniel Cosío Villegas sobre el carácter fundamental y el fracaso del PAN y empieza incluso a dudarse de su fundador, el propio Manuel Gómez Morín.