¿Cómo identificar al cronista de la clase? En todos los salones hay alguien que es capaz de describir cualquier evento con asombrosa capacidad para las fechas, los detalles y las anécdotas. Ahí está un Salvador Novo en potencia que no estará  completo si no es capaz de plagiar en Wikipedia un artículo para la tarea acerca de la leche y sus propiedades, como cuenta Guillermo Sheridan al analizar la obra del cronista mexicano por excelencia. 

La primera lección, es que el ingenio es una suerte de don divino, que bien administrado es susceptible de convertirse en talento. Novo es el botón de muestra, sin duda y a 110 años de su natalicio -un 30 de julio-, es pertinente ayudar a la memoria a recordar la vida y obra de el más moderno de los contemporáneos, como han llamado algunos críticos a Salvador Novo. 

¿Tenemos, los profesores mexicanos, la imaginación y la audacia para vislumbrar el potencial de un alumno según sus habilidades y competencias?¿podemos identificar a un Novo, un Dalí o un Tesla en la escuela? La respuesta es sí, pero depende de qué tan extenso sea nuestro acervo cultural, porque este será un marco de referencia válido en la práctica docente propia.

Más allá de las etiquetas con las que tiende a describirse al talentoso Novo – “gay” o “subversivo”- debe analizarse la figura del escritor en su tiempo y circunstancia. Hoy, Salvador Novo sería más hipster que subversivo y más fresa que contestatario, porque aunque existen algunos rescoldos del pleistoceno en nuestra sociedad, la mayoría de las personas no tiene mayor problema  con –ni le interesa, además- la preferencia sexual de los otros. Ese rasero tiende a ser superado, afortunadamente.

Y es que encasillar a Salvador Novo en “provocador” no explicaría entonces su asistencia a las más elitistas comelonas mexicanas donde convivían la riqueza, la belleza y el poder, pero también la corrupción y la impunidad que tanto denunciaba. Sin embargo, ese mismo hecho podría confirmar además, que con frecuencia, los seres humanos suelen ser contradictorios y enemigos de sí mismos; especialmente cuando criticamos a otros.

Como suele suceder en la conmemoración de figuras literarias como Salvador Novo, son siempre los mismos –los intelectuales, académicos y vacas sagradas- los que lo festejan, celebran y se conduelen de que el personaje en cuestión sea tan poco reconocido, sin reconocer que justo por eso, ellos hacen lo que quieren con su memoria y sus obras.

Como escriben Sheridan y Domínguez, Novo era un incordio para Octavio Paz, pero un ejemplo a seguir para Carlos Monsiváis por la lucha que sostuvo en aquellos años, en pro de la defensa de los derechos de los diferentes , a quienes “los normales” veían con recelo y pudor.

De La obra de Guillermo Sheridan “Los contemporáneos ayer”, podemos extraer valiosos elementos que delinean la figura de un talento –no hay duda- para las letras, ingenioso y pragmático antes que talentoso y ético, pero al fin y al cabo es el lector –y los profesores- los que debemos utilizar la biografía de los consagrados para identificar a sus pares en nuestros salones de clase.

¿Qué pensaría Novo si supiera que con Wikipedia la información se hizo más fácil de adquirir, pero menos confiable que la de la Enciclopedia Británica?

Doodle de google, celebrando a Salvador Novo

¿Usted qué opina, estimado lector?