¿Es muy temprano o demasiado tarde para opinar sobre la actual administración que encabeza el presidente Enrique Peña Nieto? ¿Es la prensa nacional y/o extranjera una referencia válida para ponderar los efectos colaterales de las llamadas “Reformas Estructurales”?

La última de las dos preguntas, viene a cuento si consideramos que el New York Times, que apenas el año pasado elogiaba la iniciativa energética de Enrique Peña Nieto, al señalar que podría traer “grandes beneficios” y reactivar la economía[1], hace apenas unos días hizo comentarios muy duros acerca del antes celebrado presidente de México

“(...)Pudo haberse vendido a sí mismo con éxito a través de un rostro popular en televisión y un descanso tras las 7 décadas en las que el PRI gobernó México con una democracia fingida. Sin embargo, después de los 2 primeros años de su sexenio, ‘la luz y esperanza’ que prometió durante su campaña aún no son una realidad en la mayor parte del país”.

Y concluye afirmando :

“Los jóvenes mexicanos en particular suelen describirse como desilusionados con la forma en que han regresado los viejos modos, como el estricto manejo de la información y los obstáculos a la transparencia”.

El doble discurso

Soy una mexicana que, como usted, estimado lector, quiero que le vaya bien a México.

Aunque no voté por el partido que llevó al poder a Enrique Peña Nieto, lo reconozco como mi presidente y el de todos los mexicanos. Al inicio de su administración, celebré la voluntad política para alcanzar acuerdos y construir pactos que anunciaban “mover a Mëxico” -aunque no dijeran hacia dónde-.

Hoy, el Gobierno Federal a través de sus voceros, se queja de que existe desinformación, mala fe e incomprensión en la ciudadanía, respecto a la implementación de eso que llaman “Reformas Estructurales” y que proviene del golpeteo y la grilla  de enemigos y adversarios políticos.

Sin embargo ¿cómo creer que la denominada “Reforma Educativa” tiene como objetivo principal elevar el nivel de la calidad de la educación si Juan Díaz de la Torre sigue incólume en el SNTE, si Emilio Chuayffet aplica la ley a conveniencia, si las evaluaciones sólo se realizarán en los profesores, no así en la estructura completa del sistema educativo?

¿Cómo confiar que, efectivamente, la “Reforma Energética” va a promover un mejor nivel de vida para todos, si ahí sigue el intocable -goza de fuero-, el impresentable Romero Deschamps?

¿Cómo pueden decir que eso que llaman “Reforma Fiscal” promueve la inversión y la riqueza, cuando ha sucedido todo lo contrario y ha fomentado la informalidad, la usura y la opacidad de los dineros en México?

Lo que se ve, no se juzga. Lo que se siente, tampoco. En lo que canta el gallo, para la administración del Presidente Enrique Peña Nieto todavía no amanece y ya volvió a anochecer. Y ahora ¿quién podrá defendernos?

 

¿Usted qué opina, estimado lector?

 

[1] http://www.adnpolitico.com/ciudadanos/2013/08/18/the-new-york-times-respalda-la-iniciativa-energetica-de-pena