La deuda  de Petróleos Mexicanos (Pemex),  ascendió  el año pasado a dos billones 295 mil 249 millones de pesos. De este endeudamiento de la paraestatal el 43 por ciento 1 billón 288 mil 541 millones de pesos, se refiere a pasivo laboral, es decir, una deuda con las pensiones y jubilaciones de los trabajadores de la empresa.

El pasado viernes 25 de julio, las comisiones de Presupuesto y Energía de la Cámara de Diputados avalaron el dictamen de la Ley de Presupuesto y Responsabilidad Hacendaria que contiene la posibilidad de que el gobierno federal absorba de manera proporcional, los pasivos laborales de Pemex y de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), siempre y cuando se modifiquen las condiciones de pensiones y jubilaciones de los contratos colectivos de trabajo de las empresas estatales.

La modificación esencial  que sufriría el contrato colectivo de Pemex sería, en el mediano plazo, que el régimen de pensiones o jubilaciones  de los trabajadores de nuevo ingreso sea  cambiado  a un régimen  bajo esquemas individuales, es decir, ya no se regiría a través de un contrato colectivo (beneficio solidario), lo que permitirá transitar hacia el Sistema de Ahorro para el Retiro. Asimismo, se buscaría incluir en la ley un ajuste gradual para determinar las pensiones de los trabajadores en activo.    

Las pensiones y jubilaciones de que gozan los trabajadores de Pemex, son bastante generosas y muy superiores a  las que tienen la mayoría de los trabajadores que se jubilan o se pensionan dentro de los esquemas del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) o del Instituto de Seguridad y Servicios Sociales de los Trabajadores del Estado (ISSSTE), además de que los empleados  de la paraestatal no cuentan con una Administradora de Fondos para el Retiro (AFORE).    

La Auditoria Superior de la Federación (ASF), en un análisis del pasivo laboral de Pemex, observó que el ingreso mensual promedio de las pensiones por jubilación otorgadas por Pemex es de 15 mil 700 pesos, equivalente a 4.1 veces la pensión garantizada establecida en la Ley del ISSSTE y representó 6.3 veces la pensión garantizada establecida en la Ley del Seguro Social.

El contrato colectivo de Pemex 2013 - 2015 nos dice los requerimientos  para que el trabajador tenga derecho a una pensión: “Los trabajadores que acrediten 25 años de servicio y 55 años de edad, tendrán derecho a una pensión pagadera cada 14 días, que se calculará tomando como base el 80 por ciento del promedio de salario ordinario que haya disfrutado en puestos permanentes en el último año de servicios y en proporción al tiempo laborado en cada uno de dichos puestos, salvo que su último puesto de planta lo haya adquirido 60 días antes de la jubilación, en cuyo caso se tomará como base el salario ordinario de este último puesto para establecer su pensión jubilatoria; por cada año más de servicios prestados después de cumplidos los 25, la pensión jubilatoria se incrementará en un 4 por ciento hasta llegar al 100 por ciento como máximo”.

La edad requerida para la pensión o jubilación de los trabajadores de Pemex, es menor que la que piden para su retiro a los trabajadores que se pensionan a través del IMSS y el ISSSTE.

El pasivo laboral de Pemex no  empezó con el gobierno de Enrique Peña Nieto, sino que éste se viene gestando desde hace más de 20 años debido a varios factores, entre los que sobresalen  una mala administración de la empresa petrolera, que no hizo el aprovisionamiento debido para otorgar los recursos suficientes a Fondo Laboral Pemex (Folape)  por parte los signatarios del contrato colectivo de trabajo, tanto del lado del comité ejecutivo del sindicato petrolero, como de la parte patronal de la empresa que en este caso son los funcionarios de alto nivel de la paraestatal.  

El desvío de recursos, la corrupción tanto de los miembros del comité ejecutivo del sindicato así como de los altos funcionarios de la paraestatal,  los excesos en el gasto en cosas superfluas que inclusive están en el contrato colectivo de trabajo  y las altas tasas impositivas a que está sujeta la paraestatal, han contribuido también al pasivo laboral. 

El Contrato Colectivo de Trabajo, que firmó el sindicato de Pemex con los altos funcionarios de la paraestatal en julio del 2013, asignó recursos millonarios con total opacidad  a la cúpula sindical que encabeza desde hace más de 18 años Carlos Romero Deschamps. El Contrato Colectivo de Trabajo, concede al Comité Ejecutivo del sindicato petrolero más de 2 millones de pesos al mes  para viajes; también le otorga la facultad de operar recursos para becas, equipos deportivos e intervenciones quirúrgicas de carácter estético y cosmético.

El pasivo laboral, tal y como lo han tratado públicamente la mayoría de los medios, nada tiene que ver con la realidad de Pemex. El balance de la empresa petrolera tiene dos apartados sobre este tema. La reserva laboral se ejerce parcialmente y para el sindicato representa la aportación que la paraestatal da para servicio médico, construcción de casas entre otras cosas, porque el contrato laboral de Pemex contaba con servicio médico, como construcción de clínicas, hospitales, casas y parques deportivos antes de la existencia del IMSS y del Infonavit en 1938, en el balance está y suponemos que se ejerce.

La Reserva para Obligaciones Laborales es una partida que pertenece al balance y el caso que nos ocupa aparece ejercido –los balances son auditados- y esta partida por la cual achacan a Pemex con este enorme pasivo laboral, de 1, 347, 000, 000,000 pesos, divididos entre 135,000 trabajadores alcanzaría a cada uno de ellos más de diez millones de pesos; dinero que naturalmente no se ejerce y por tanto debería estar en Fondos de Tesorería o cuentas de orden para el siguiente año y así cada año. La pregunta es: ¿El patrimonio de Pemex no vale nada?

La corrupción de los líderes del sindicato de Pemex tampoco es nueva. La gran fortuna que ha acumulado el secretario general del sindicato Carlos Romero Deschamps, y de la cual hace junto a sus hijos una indignante ostentación, se debe a su actividad como contratista de la paraestatal; a la apropiación de recursos de una caja de ahorros de los trabajadores petroleros, constituida en 1975, para la imposición de un seguro colectivo e individual que empleados despedidos nunca han podido cobrar y a la negación de vivienda a empleados de base de la paraestatal. Todo esto ha impactado en el pasivo laboral de Pemex.

 Los líderes sindicales no tienen la exclusiva en lo que se refiere a la corrupción en Pemex, ya que funcionarios también han sido partícipes de fraudes, negocios ilícitos,  contratos ilegales y asignación de contratos a empresas privadas sin licitación dentro de la empresa petrolera mexicana. Muestra de ello es que el ahora diputado panista, Juan Bueno Torio, que durante su gestión en Pemex Refinación como director (enero 2003 – enero 2006), diseñó un entramado de funcionarios con más de 200 plazas, creadas con el objetivo de operar la asignación de contratos multimillonarios a modo de favorecer a empresas del ramo petrolero, algunos de familiares o a beneficio propio.  Esto fue investigado y documentado por la Procuraduría General de la República (PGR) y ASF, pero como siempre, no pasó nada. 

La agencia federal Securities and Exchange Commission (SEC), que fue la encargada de investigar a los actos de corrupción de la empresa alemana Siemens en todo el mundo, documentó la entrega de  tres pagos ilícitos por casi 2.6 millones de dólares al asesor mexicano Jaime Said Camil Garza, que estaba  ampliamente conectado con influyentes políticos del gobierno calderonista para sobornar  a un alto funcionario de Pemex. Todo esto avalado por el entonces director jurídico de Pemex, César Nava.  Siemens  estaba encargado de realizar  la modernización de la refinería de Cadereyta, Nuevo León, la cual no fue entregada en tiempo y forma, y en donde hubo grandes anomalías. Todos estos robos impactan negativamente en las finanzas de la empresa y por eso el gran pasivo de ésta.

La administración panista hizo transferencias dudosas al sindicato; en el 2011, la dirección de la paraestatal concedió un préstamo al  Sindicato de Trabajadores Petroleros de la República Mexicana  (STPRM) por más de 500 millones de pesos, sin intereses y a un plazo de 10 años, y que no contó con la autorización del consejo de administración. Este crédito fue supuestamente destinado a la construcción de casas para los trabajadores. PEMEX ordenó reservar la información hasta enero del 2021.

El régimen fiscal de Pemex que consta de 11 derechos, cuatro impuestos y otros cargos como multas y retenciones, que en total suman 20 rubros, es también causante del pasivo de la paraestatal en general.

En 2013 Petróleos Mexicanos pagó al fisco el equivalente a 124 por ciento de sus ingresos netos antes de impuestos, lo que ocasionó, en parte, que la empresa registrara una pérdida de 169 mil 93 millones de pesos, según revelan informes de la paraestatal.

Pemex obtuvo una utilidad, antes de impuestos, de 695 mil 939 millones de pesos, pero la pesada carga fiscal autorizada por el Congreso implicó que pagara vía impuestos, derechos y aprovechamientos, 865 mil 31 millones de pesos. De esta manera, la petrolera concluyó con una merma de 169 mil millones de pesos.

Otros factores que influyeron en el balance negativo en 2013 fue el menor volumen de producción y exportación, así como pérdidas cambiarias.

La opinión pública no está de acuerdo en que una parte de los pasivos laborales de Pemex sean absorbidos por el gobierno federal, ya que esto implica pagar los yates, relojes y muchas cosas más de Carlos Romero y pagar también el departamento de César Nava y otros funcionarios de la paraestatal.   

Las pensiones y jubilaciones de Pemex, no son las únicas modificaciones que se tendrían que hacer en el contrato colectivo de trabajo. Es urgente eliminar los gastos superfluos,  ya  que son manejados con total opacidad por el comité ejecutivo del sindicato, así como también debería haber una partida para capacitación y desarrollo tecnológico de los trabajadores, y que los recursos se manejen con transparencia.