El cinismo del PRI, PAN y Partido “Verde” es monumental y correspondiente con el de Peña Nieto y sus aliados cada vez que han querido descalificar a quienes defienden con argumentos la propiedad de la nación sobre los recursos estratégicos, sobre todo, el petróleo, acusándolos de nostálgicos del pasado, de nacionalistas trasnochados.

Esta falsa acusación y la del petróleo como mitología guadalupana, fueron su única argumentación desde que plantearon la entrega de los recursos a la iniciativa privada nacional y trasnacional en beneficio de una supuesta modernización y un crecimiento que, con el mismo modelo económico y político que impulsa el “nuevo México”, no se ha vivido en más de 30 años y probablemente tampoco ahora se verá (lo que se ha desarrollado más bien es el empobrecimiento generalizado, la violencia, la corrupción y el enriquecimiento sin límites de un puñado), pues en cuanto al ciudadano y al país se trata, las nuevas leyes eliminan conquistas históricas y dan un brinco hacia el pasado de cuando  menos 113 años.

Esto, que ya lo han dicho varios analistas y ha sido denunciado por López Obrador, fue establecido con “datos duros” de manera irrefutable por el senador Alejandro Encinas en su reciente intervención en la discusión sobre las leyes secundarias de la reforma constitucional impuesta por el prianismo porfiriano peñista. En su clara y valiosa intervención, Encinas demuestra que el leonino, autoritario y violento concepto de “ocupación temporal” -que sometería a servidumbre a los propietarios de los terrenos expropiados con el argumento de la “actividad preferente” de “interés público” (del campo o la ciudad; extracción de petróleo, gas o el establecimiento de una gasolinera) en usufructo de las nuevas compañías trasnacionales-, aprobado recientemente por los legisladores oficialistas, encuentra su origen en la Ley del Petróleo emitida por el dictador Porfirio Díaz, el  24 de diciembre de 1901. Nada menos.

Pese a la presente pasividad colectiva en relación a los problemas del país, cierta inercia registra el descontento creciente, de allí que los mexicanos reprueben a Peña, como lo ha publicado The New York Times. ¿Permanecerán inertes los mexicanos ante el nuevo agravio oficial? Va el video, ¿quiénes son los verdaderos nostálgicos del pasado?, pregunta Encinas: