Si checamos lo que nos ofrece la mercadotecnia y la publicidad en sus mensajes, nos podremos dar cuenta claramente de cómo la realidad y la fantasía chocan en nuestras cabezas ejerciendo un corto circuito convirtiéndose en ideas hibridas sobre la realidad y quiero comenzar por el ejemplo de la comida, con ideas simples que usted ya conoce por ejemplo los alimentos comúnmente utilizan estos conceptos: ¡Fresco, natural, sabroso, nutritivo, tradicional, casero y……. en lata! A esta clase de cosas me refiero cuando hablo de fantasía y realidad.

Comencemos por analizar cada concepto e iniciemos con “tradicional”. Cuando escuchas esta palabra, se supone que debes pensar algo así como “Oh esto es cómo se hacían las cosas antes”, sí claro, antes de las normas sanitarias, antes de que la higiene en los alimentos y en las personas fuera popular, cuando lavarse las manos durante la preparación de la comida era una fantasía en los hogares, algo así como por 1940 por ejemplo. Lo “tradicional” dicen los publicistas, debe darte una sensación entrañable, hacerte pensar en tu abuela por ejemplo, pero cuando compramos comida enlatada o congelada, en quien menos pensamos en nuestras abuelas, sus arrugas, su dentadura postiza o sus chanclas para caminar.

Luego vamos a la idea de “casero”: Con el sabor casero por ejemplo y está ahí, impreso en los empaques de plástico y latas de los alimentos pero los compramos y los consumimos. ¿En realidad usted cree que un alimento empaquetado y procesado sepa a comida casera? Porque si somos un poco realistas, es lógicamente imposible que una plata industrial de producción logre hacer de una comida procesada algo “casero”.

Con este proceso quiero llegar a lo siguiente: ¿Usted cree que algún partido político con una estructura administrativa en la que trabajan varios cientos de personas o miles como en otros, quiera de verdad que le vaya bien a usted o a su familia?

Cada vez están más cerca las campañas políticas para el 2015, senadores diputados y gobernadores nos lanzarán sus spots con mensajes confusamente extraños para nuestra mente, las palabras más usadas serán las mismas de siempre: “México, esperanza, futuro, bienestar, familia, trabajo, cambio, mujeres, hijos, sociedad, avance, salud, progreso, dinero”.  Emanados de esos mismos partidos políticos que viven de la tajada que el erario les ha proporcionado para su esperanza, futuro, bienestar, trabajo, avance progreso etc.

Somos una sociedad manipulable en donde no hay opciones para no serlo, para evitarlo y salirse del camino. Estamos atrapados de uno o de otro lado, creemos que si el candidato que nos gusta es opuesto al otro, inmediatamente al otro, lo consideramos enemigo personal, Pejezombies vs Peñabots, Americanistas vs Chivas, Priistas vs Perredistas, Chilangos vs Regios y en realidad es exactamente lo mismo, es lo donde elegimos pertenecer, es nuestra elección y deseo natural por pertenecer a algo, es parte de la democracia, es parte de la publicidad y la mercadotecnia. Pero no lo sabemos hasta que en la realidad y de manera consciente nos damos cuenta, que los simbolismos utilizados, no tienen nada de real, que son solo conceptos que nuestro cerebro percibe como amables, mientras tanto solo seguimos siendo “el target” que buscan los publicistas, las marcas y los partidos políticos.