Vaya crisis política la que se le vino encima al gobernador de Puebla. Entendí la magnitud de la misma hace rato que leí una nota del diario Reforma. No sé cómo podrá salir bien librado Rafael Moreno Valle del problema en que se ha metido.

Con crudeza, pero sin amarillismo, Reforma ha difundido el dolor y la rabia de una madre que ha perdido a su hijo. Ella, porque le duele, porque la indignación la lleva a exigir justicia, ha acusado a Moreno Valle –directamente, de frente, sin andarse con artificios verbales– de ser el responsable del asesinato de su hijo.

¿Exagera la señora? De ninguna manera. El muchacho de 13 años de edad, casi un niño –cito a Reforma– “murió luego de sufrir una herida en la cabeza durante un desalojo de la policía en la autopista Puebla-Atlixco”.

Lo mató la policía, no hay duda. Por accidente, por error, por un exceso involuntario, por lo que sea, pero el hecho es que al hijo de Elia Tamayo lo mató la policía al servicio de un gobernador que ha presumido, ¡sin duda lo ha presumido!, ser perfectamente capaz de usar la mano dura contra cualquier inconforme.

“Yo sólo quiero que me digan dónde está mi hijo, yo sólo pido justicia con el gobernador, él es de todo el culpable”, dijo la señora Tamayo en la Procuraduría General de Justicia del Estado de Puebla (PGJE).

¿Por qué culpar al gobernador Moreno Valle? Porque José Luis Alberto Tlehuatle Tamayo es la primera víctima de la Ley Bala que, en Puebla, permite a la policía disparar contra cualquier manifestación que pueda considerarse “violenta”.

Qué problema el de Moreno Valle, qué crisis la suya. La construcción de su candidatura presidencial, con la ayuda de Televisa, iba muy bien, viento en popa como se dice. Después de que Gustavo Madero, con la ayuda fundamental del gobernador poblano, se reeligiera como presidente nacional del PAN, pareció que nadie iba a pararlo en su carrera hacia el 2018.

Alguien, militante panista que apoya las aspiraciones presidenciales de Moreno Valle, me preguntó que a quién veía detrás del golpeteo a este político “por el asunto del menor al que mató la policía”. Le respondí que detrás de semejante crisis política solo alcanzo a ver la muerte de un niño que estaría vivo si la policía poblana no hubiese actuado en forma tan imprudente envalentonada por la Ley Bala.