Un gran amigo mío, el activista político nuevoleonés Javier Livas Cantú, mandó a SDPnoticias una carta con 27 razones contra el grito de “¡puto!” en el Mundial. Pidió en su escrito lo siguiente: “Si a alguien no le parecen mis argumentos que presente una contra-argumento para cada punto. No se valen las descalificaciones personales”.

Como no estoy de acuerdo con Javier, le respondo punto por punto:

1.- “En primer lugar, no ganan nada con ofender”.

Respuesta: El grito de “¡puto!” no es una ofensa. Es un juego.

2.- “Es un espectáculo familiar. Perturba a muchos de los asistentes innecesariamente”.

Respuesta: Las familias no se han quejado. Las que han puesto el grito en el cielo son organizaciones burocráticas como Conapred (Consejo Nacional para la prevención de la Discriminación) y verdaderos poderes fácticos globales como la FIFA. Conapred y la FIFA se equivocan porque el grito de “¡puto!” no discrimina a nadie ni es homofóbico ni lleva la intención de insultar. Insisto, es un juego en el que participan miles.

3.- “Es un espacio público que requiere ser preservado para beneficio de todos”.

Respuesta: No entiendo por qué el grito de “¡puto!” daña al estadio. Que yo sepa, cuando los aficionados gritan no golpean las butacas.

4.- “Seguramente viola el contrato implícito al comprar boleto de entrada”.

Respuesta: Ningún administrador de estadios se ha quejado. Y vaya que los aficionados mexicanos han gritado “¡puto!” muchas veces en nuestro país y en otras naciones.

5.- “Si no se busca ofender, sino divertir a otros, resulta una diversión muy ridícula y mal enfocada”.

Respuesta: Decenas de miles de aficionados que gritan “¡puto!” en los estadios no consideran que eso sea una diversión ridícula y mal enfocada. Creo que Javier se equivocan y los aficionados, no.

6.- “La palabra utilizada es un insulto; no porque sea homofóbica, pues no le gritan a un homosexual”.

Respuesta: Me alegra que Javier Livas opine que el grito de “¡puto!” no es homofóbico porque, sin duda, no lo es. Entiendo los traumas de la comunidad gay tan golpeada y discriminada durante tantos años. Pero el “¡puto!” de los estadios no va contra sus integrantes. El “¡puto!” de los estadios no se usa como sinónimo de homosexual, sino como una simple e inofensiva burla al rival. Burlarse en un partido de futbol no es insultar, es nada más jugar.

7.- “El insulto nada tiene que ver con el juego. Está ‘fuera de lugar’ y fuera de contexto”.

Respuesta: No es insulto, sino un juego, y tiene todo que ver con el espectáculo del futbol, que en los estadios divide a la gente en grandes grupos que apoyan a sus equipos como mejor les parece.

8.- “Da vergüenza que los mexicanos seamos tan nacos, tan de plano corrientes en una casa ajena”.

Respuesta: Conozco extranjeros muy serios, preparados y educados que en juegos mundialistas celebrados en sus países han escuchado el grito de “¡puto!” y no lo han considerado vulgar, sino divertido. Ayer un alemán muy educado, que habla perfecto español y que estuvo en el Mundial de Alemania en el México-Argentina, me contó sus dificultades para explicar a un niño de su país qué significaba lo que gritaban los mexicanos. Cuando lo hizo el niño se rio bastante y el alemán que menciono se convenció de que es una excelente puntada eso de “¡puto!”.

9.- “El hecho de que el insulto al portero sea coreado, solo revela una mentalidad borrega y trivial”.

Respuesta: No es un insulto. Por lo demás, Javier Livas, un hombre que tanto lee, debería actualizar sus lecturas sobre los comportamientos de las masas. La masa, en el futbol y en la política, corea consignas. Javier ha estado en numerosos mítines contra el PRI y no le ha parecido vulgar que la gente grite a coro “¡que no, que sí, que chingue a su madre el PRI!”. Supongo que Javier estuvo muy de acuerdo con los insultos, que sí lo eran, que coreaban los del #YoSoy132 contra Peña Nieto. La masa así actúa. En los mítines en los que Javier ha participado no solo se corean insultos, sino también expresiones divertidas. La gente no lo hace por una mentalidad borrega y trivial, sino simplemente porque en masa las personas actúan diferente a como lo hacen en forma individual.

10.- “Aquí hay una abuso de la libertad de expresión individual que al convertirse en acción de grupo revela la cobardía de las multitudes”.

Respuesta: No hay abuso de la libertad de expresión individual. Y si lo hubiera, abusar de la libertad de expresión es preferible a limitarla. Las multitudes no son cobardes, son simplemente multitudes. Sobran estudios relacionados con las masas, creo que Javier los ha leído, pero ahora no los recuerda.

11.- “No se vale que un grupo dé rienda suelta a sus emociones más infantiles sin consideración y respeto a los demás aficionados presentes”.

Respuesta: “Los demás aficionados presentes” en el México-Brasil –la mayoría en el estadio eran brasileños–, tan no consideraron ofensivo el “¡puto!” que también lo gritaron. ¡Y también se divirtieron!

12.- “Como mexicano, me gustaría que no hubiera surgido este tema tan tonto y a la vez tan revelador de nuestra pobreza cultural, nuestra falta de civilidad”.

Respuesta: Por favor, Javier, gritar “¡puto!” no hace a nadie culturalmente pobre ni falto de civilidad.

13.- “No menos pena me da enterarme que es un hecho frecuente en juegos en México y que no hay autoridad que actúe. ¿Cultura de impunidad?”.

Respuesta: Conapred ya actuó: exigió hace tiempo que la gente deje de gritar “¡puto!” en los estadios. Como fue una tontería la exigencia de Conapred, nadie le hizo caso. Hablar de “cultura de la impunidad” es muy grave. En este caso no aplica ya que no es delito gritar “¡puto!”, es nada más un juego.

14.- “Si alguien sostiene que le están coartando su libertad de expresarse, que diga cuál es el beneficio que obtiene de ese ejercicio de libertad”.

Respuesta: Las libertades no solo se ejercen como un negocio, es decir, buscando beneficios. Pero en este caso el beneficio existe: la gente que grita “¡puto!” se divierte.

15.- “¿Tiene el espectador el derecho de hacer cualquier cosa? ¿Defecar en las bancas? ¿Golpear a otros? Claro que no. Gritar soezmente tampoco es un derecho”.

Respuesta: Es por lo menos exagerado comparar un simple grito que a la gente divierte con delitos como golpear a las personas

16.- “Nuestra cultura jurídica está claramente en la ruina. En cualquier país civilizado esta conducta sería reprendida de inmediato”.

Respuesta: En los estadios de los países “civilizados” los aficionados caen en conductas verdaderamente lamentables, como insultar por su raza a algunos jugadores o recurrir a las expresiones antisemitas. Las autoridades han tratado de corregirlo y no han podido. El grito de “¡puto!” es otra cosa, es un simple juego que no daña a nadie. ¿Es tan difícil entenderlo, Javier?

17.- “Se viola la regla dorada de la convivencia cristiana: haz a otros lo que quieras para ti”.

Respuesta: Dejando de lado el hecho de que la convivencia cristiana no es necesariamente la mejor, le aseguro a Javier que los porteros de los equipos que se enfrentan a México se divierten tanto como los aficionados con el grito de “¡puto!”.

18.- “Sería mucho mejor que estuviéramos hablando de actos creativos, o meritorios por parte de los seguidores o porra de México”.

Respuesta: Nadie se ocupaba de más del grito de “¡puto!”. Ahora es un tema comentado en todo el mundo por culpa de la mojigatería de la FIFA. Ya se verá en el juego contra Croacia si la gente grita otra cosa o si el “¡puto!” lo expresa con mucha mayor intensidad.

19.- “Es un desincentivo para acudir a un estadio o un juego de soccer que haya comportamientos impropios, ofensivos, inexplicables”.

Respuesta: Javier no entiende que nada tiene de ofensivo o impropio el grito de “¡puto!”. Y no es inexplicable. La explicación está en que a la gente le gusta gritarlo, y ya.

20.- “Atenta contra el espíritu de ‘fair play’ de la contienda, aunque estoy seguro que a los porteros no les afecta directamente en su actuación”.

Respuesta: Si a los porteros no les afecta, ¿por qué atenta contra el “fair play”? El grito de “¡puto!” no daña a nadie.

21.- “Es una vergüenza para el resto de los mexicanos tener compatriotas con suficientes recursos materiales para viajar tan lejos y tan huecos en la cabeza”.

Respuesta: Es más ofensivo y nada tiene de divertido el comentario de Javier Livas (mexicanos ricos huecos de la cabeza los que viajaron a Brasil).

22.- “No se vale solapar este tipo de conductas públicas. Qué bueno que no voy al soccer pues me hubiera visto obligado a hacer lo correcto y callar a dos que tres”.

Respuesta: Qué bueno que Javier no ha buscado callar a nadie en un estadio. Si lo hiciera, eso sería una provocación que podría terminar en riña. No me gustaría que Javier Livas golpeara a nadie el estadio ni mucho menos que lo golpearan a él. Hay que respetar a los que no tienen la misma sensibilidad que nosotros.

23.- “Los mexicanos debemos tratar al menos de crear el mejor país posible para nuestros hijos. Estas conductas lo desmerecen. Enseñan el cobre, no el oro”.

Respuesta: México no es ni mejor ni peor por el grito de “¡puto!” en los estadios. Javier sigue exagerando.

24.- “Todos los que usan redes sociales para celebrar estos hechos como divertidos o jocosos están igual de ignorantes que los que gritan en el estadio”.

Respuesta: Si el grito de “¡puto!” no ofende a nadie, Javier sí lo hace al llamar “ignorantes” a los usuarios de las redes sociales que celebran lo que hacen los aficionados en los estadios. Javier debería disculparse.

25.- “La FIFA se va a ver muy mal si no castiga a la selección la próxima vez que ocurra un incidente de este tipo. Ojalá actué sabiamente, pero efectivamente”.

Respuesta: La FIFA actuará sabiamente si se olvida del tema que ha crecido de más debido a la tontería de abrir una investigación por el grito de “¡puto!”. Ahora bien, si la FIFA castiga al equipo mexicano será una injusticia. Y si los aficionados se callan por temor a las sanciones de la FIFA, eso será un triunfo del autoritarismo y el puritanismo.

26.- “Ahora que está de moda, es un caso de ‘bullying’...”.

Respuesta: No es un caso de “bullying”.

27.- “Es un acto cobarde, pues ataca desde el montón a quien además, no se puede defender”.

Respuesta: No es un acto cobarde ni se ataca a los porteros. Javier lo sabe.

En fin, ya se verá si la gente se asusta por la amenaza de la FIFA y deja de gritar “¡puto!”, o bien si a los aficionados les tiene sin cuidado lo que haga o deje de hacer la poderosa mafia del futbol y siguen gritando lo que se les pega la gana.

Tristemente si los aficionados mexicanos dejan de gritar “¡puto!” no se deberá a que piensen que habían estado haciendo algo incorrecto, sino al miedo a las sanciones de la FIFA.