La semana pasada estuvo llena de rumores y confusión mediática.

1.- Empecemos con el Ing. Cuauhtémoc Cárdenas que se metió en el barullo de dimes y diretes, invenciones y reinvenciones periodísticas, que caracterizaron el acontecer político nacional más reciente.

Una vez Don Pancho Galindo Ochoa me contó que el presidente Gustavo Díaz Ordaz recibió un consejo de parte de un amigo para que respondiera a una declaración que falsamente le imputaban al mandatario. El amigo del político poblano le dijo: declare y desmienta, señor presidente.

Díaz Ordaz fríamente le respondió: Sería un error. El comentario que produciría una aclaración no pedida sería equivalente a pronunciar algo como lo siguiente: “Díaz Ordaz dice que no dijo lo que dijo”.

Pues así se ve Cuauhtémoc Cárdenas después de que claramente señaló a Andrés Manuel López como causante de la división de la izquierda por haber fundado Morena; y luego recular diciendo que él nunca había acusado al tabasqueño de divisionista.

Como dijo el clásico: ¡Pero qué necesidad!

2.- La columna Fray Bartolomé del periódico Reforma le adjudica al ex presidente Ernesto Zedillo un comentario en contra del secretario de Hacienda Luis Videgaray. Reforma dice en su columna anónima que Zedillo dijo en una reunión que “si antes cuando se decía que Hacienda se manejaba desde Los Pinos los mercados se ponían nerviosos; ahora que las lenguas viperinas se solazan diciendo que desde Hacienda se manejan Los Pinos los indicadores económicos de plano enloquecen”.

Ernesto Zedillo confió a una de sus gentes más cercanas que jamás ha dicho algo como lo que publicó Reforma. Y apuntó que la campaña de ese periódico contra el titular de las finanzas públicas en el gabinete del presidente Peña Nieto es muy violenta y sin un sustento de análisis económico serio. Pura política entonces, quizá quiso decir el ex mandatario. Videgaray, según la fuente de Zedillo, es para el ex presidente la pieza clave del proceso de reformas peñistas y eso le genera animadversiones de grupos o personas afectadas por las correcciones estructurales; o de personas que lo ven en la disputa por la candidatura presidencial del 2018.

No es el estilo de Zedillo hablar de política en México desde que se convirtió en ex presidente del país; y menos atacar a nadie del gobierno en turno.

3.- El sainete protagonizado por la señora Isabel Miranda de Wallace y la periodista de Proceso Anabel Hernández a raíz de unos reportajes de la comunicadora donde afirma que NUNCA secuestraron al hijo de la señora Miranda, de verdad dan pena ajena.

Después de años de encabezar una lucha civil por la seguridad de las familias en México, la señora Miranda se metió, desde mi punto de  vista, en un terreno bastante frívolo, que no es el suyo, al dejarse manosear por el PAN y postularse, sin la menor posibilidad de triunfo, como candidata a jefa de gobierno de la capital del país.

Pero de su pifia política a que la señora Miranda de Wallace haya estado durante varios años inventando un secuestro que terminó en asesinato, hay una gran distancia. Ni Stephen King, ni Ágatha Christie hubieran escrito novela alguna de misterio y terror como la que Anabel Hernández le endilga a la despistadamente política Miranda de Wallace en relación a la invención del secuestro y muerte de su hijo.

La película de terror ¿Qué pasó con Babe Jean? (Robert Aldrich, 1962, estelarizada por Bette Davis y Joan Crawford, basada en la novela de Henry Farell) un drama “familiar psicológico” en el que dos hermanas viven su declive como estrellas de Hollywood y una de ellas queda en silla de ruedas y la otra se hace cargo de la inválida sintiendo un siniestro placer al atormentarla, parece quedarse corta en la imaginación de Anabel Hernández.

No es posible seguir con ese tipo de periodismo ficción con intención de destrucción política que practican reporteros de medios como Proceso, Reforma o Reporte Índigo, por mencionar a los más destacados del género.

4.- AMLO, el personaje psicológico más complejo de la política mexicana, la semana pasada volvió a la carga con sus condenas lapidarias y mesiánicas. Señala y no perdona. Su condena a políticos como Jesús Zambrano, Cuauhtémoc Cárdenas o Carlos Navarrete es sacramental y dogmática. Sin discusión y menos sin reversa.

Los acusa de colaboracionistas, corruptos y servidores de Peña Nieto. Y de esa posición condenatoria no lo mueve ni Dios Padre.

López Obrador está de vuelta para hacer política basada en la descalificación y olvidada de la propuesta. No dialoga con nadie. AMLO pontifica y lo hace con la conciencia de que el pontífice es aquel que tiende puentes entre lo terrenal y lo celestial. A López Obrador sí que la Virgen le habla. Personalidad compleja, pero que, para desgracia de la izquierda, no tiene competencia en materia de capacidad de denuncia y de difamación e intriga como lo fue su tuiter acerca de la enfermedad de Peña Nieto.

Pues esto es México antes del 2015: y estos son sus políticos y algunos de sus periodistas y medios de comunicación.

A protegerse de la balacera llaman.

EN TEIMPO REAL.

1.- La lectura más socorrida de la entrevista que el presidente Enrique Peña Nieto concedió al diario español El País, fue la de que el mandatario está próximo a realizar cambios en su gabinete. Unos se irían como candidatos a cargos de elección popular en el 2015. Otros de plano porque no han respondido. Entre los primeros se menciona a Claudia Ruiz Massieu, como candidata al gobierno de Guerrero. A Ildefonso Guajardo como aspirante al gobierno de Nuevo León. Entre los que están fallando el que encabeza la lista es Emilio Chuayffet, de educación, Mercedes Juan, de Salud, Pedro Joaquín Coldwell de Energía y José Antonio González del IMSS.

2.- Fausto Vallejo se va nuevamente al extranjero a checarse la salud. Dicen los malosos que lo acompañarán Egidio Torre Cantú de Tamaulipas y Roberto Borge de Quintana Roo, mandatarios estatales que siguen sin dar una.