La última obra importante que entregó Marcelo Ebrard en su gestión al frente del gobierno capitalino, fue la línea 12 del Metro, llamada Dorada, ya que aparte de ser nueva y tener vigilancia por doquier, estaba libre de vendedores ambulantes. Los vagones eran bonitos, con anuncios constantes y una música híbrida: de la afroantillana a la rockera. Todo parecía bien.
Había estaciones de transbordo, como la Atlalilco, que resultaban absurdas, ya que caminaba uno cinco o más minutos para hacer el cambio a otra línea. Pero llegando a Tláhuac, descubría uno todavía el México rural: campos, vacas y baños públicos con vapor.
De repente, nos enteramos, que había yerros evidentes en la construcción, las vías, los equipos y los trenes. Algo que supimos con Salinas en la Autopista de El Sol - en aquella época Manuel Camacho y Ebrard estaban en el PRI- y después en muchas construcciones que son deficientes en grado extremo, tanto que hubo puentes millonarios que se derribaron por fallas gravísimas.
ICA, por cierto, era una empresa ejemplar hace años: construía en muchos países de América Latina. Después, se convirtió en lo que son ahora las edificadoras que están en crisis (Geo y otras), por sus ineptitudes y materiales de baja calidad; y es que estamos en la era de la burbuja de la construcción, donde todo es rápido, mal hecho y caro
Recientemente ICA, donde trabaja Luis Horcasitas (cuyo hermano Enrique laboraba en la administración capitalina), acusa al gobierno de Mancera: es el responsable de los problemas en la Línea 12. ¿Por qué no lo expresó el consorcio antes? ¿A qué se debió que en lugar de comprar trenes se rentaran a una empresa española? ¿Por qué Ebrard mintió acerca del dinero que dio el gobierno federal para ese transporte? Muchas más preguntas hay en un asunto que es necesario aclarar rápido y bien a la ciudadanía.
@jamelendez44