Gran ridículo están viviendo  Felipe Calderón Hinojosa, Alejandro Poiré y Genaro García Luna, ahora que  la DEA aceptó que fue abatido Nazario Moreno González, cuyos sobrenombres eran El Chayo, El Doctor o El Más Loco.

Como millones recuerdan, el 9 de diciembre de 2010 se informó que había muerto el  creador de La Familia Michoacana, aunque su cadáver nunca fue exhibido- algo parecido ocurrió  con Heriberto  Lazcano, apodado El Lazca (7 de octubre de 2012), fundador de los Zetas.

También muchos saben lo que sucedió con Florence Cassez, la dama  que luego del montaje que se hizo especialmente para Televisa, fue liberada porque no se le siguió el debido proceso. El asunto  lo relató inmejorablemente  José Reveles en su libro: El Affair Cassez (Planeta).

Tres asuntos de los muchos que resultaron publicidad barata del calderonismo, el cual se encumbró hasta Los Pinos de manera  ilegítima. Algo que ha traído a nuestro país una situación de inestabilidad en muchos terrenos: económico, político, social y cultural, donde alguien ayudó prioritariamente para ello: el actual diputado priista, Manlio Fabio Beltrones, quien tenía como jefe de la bancada priista, derecho de picaporte en la casa presidencial.

En algunas versiones oficiales, aparecidas en diversos periódicos de manera diferente, se habla que la “nueva muerte” de El Chayo se debe a la inteligencia de los cuerpos represivos mexicanos.

Pareciera que no es así. Cuando menos uno de los dirigentes de las Autodefensas en Michoacán, José Manuel Mireles, ha señalado que infinidad de  datos para ubicar a Nazario se los dieron los pobladores de Tierra Caliente. Cuestión que tiene  lógica, ya que las comunidades de esos lugares saben  a la perfección los desplazamientos de Los Caballeros Templarios, y los fueron cercando de manera sistemática.

Mireles advierte: no es posible que los éxitos obtenidos por el comisionado Alfredo Castillo y las fuerzas armadas no sean compartidos por sus actuales socios, las autodefensas. Pero hay que recordar: la detención de Joaquín Guzmán Loera (El Chapo),  fue atribuida simplemente a la marina tricolor. Aunque no   se hubiera llevado a cabo sin la cooperación y apoyo de la DEA y otras agencias estadounidenses.

Por lo tanto, los excesos panistas también los encontramos, de forma moderada,  en el priismo.

Según el especialista Jorge Medellín (La Silla Rota, 11 de marzo), no estamos ante un estado que utilice la inteligencia para combatir a los delincuentes, sino ante el mismo estado  de hace años en el cual  prevalece   la inoperancia, la corrupción, el atraso y la impunidad. Y recuerda que según el organismo internacional World Justice Project (WJP), México ocupa el lugar 79 de 99 naciones en donde la justicia lejos de ser realidad, es francamente  inoperante.

Este penoso incidente tarasco  ha servido, además, para que los panistas se avienten lodo a manos llenas. Mientras el senador con licencia Ernesto Cordero dice que ahora hay más violencia en Michoacán (sic perplejo), los coordinadores de los diputados, Luis Alberto Villareal, y  de senadores, Jorge Luis Preciado, demandan una explicación al gobierno de Calderón por las mentiras  en que incurrió. O sea, le llueve sobre mojado a Felipe.

El analista  del Inacipe, Miguel Gabriel Barrón, afirma que de 75 mil detenidos  en el sexenio pasado, únicamente 2 mil 500 fueron procesados por drogas (Sin Embargo, 11 de marzo). Sabemos, asimismo, que de 70 mil a 100 mil muertos hubo entonces  y más de 40 mil desaparecidos. Para Javier Sicilia, si bien hay mayor eficacia en el actual gobierno, los resultados no deben quedarse en “golpes mediáticos”, sino llamar a cuentas a Felipe Calderón, Genaro García Luna, Leonel Godoy y   Fausto Vallejo (ídem).

Para sumarle negritas al arroz, la Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH), puso como ejemplo de lo que no se debe hacerse con los jueces,  las recriminaciones de Felipe en asuntos como el caso de Jorge Hank Rohn y el Casino Royal, entre otros.

En La Jornada (11 de marzo), hay tres caricaturas de antología de  El Fisgón, Hernández y Rocha. Los dos primeros mencionan el fraude en la elección de 2008 y el  tercero ridiculiza  a Calderón. No se las pierda.

En un tuiter 24 horas después de ocurrido el deceso de Nazario, Felipe no sólo “felicita” al gobierno mexicano sino que prácticamente le echa la culpa al señor Poiré por la falla cuando dijeron hace cuatro años que habían liquidado al hoy templario. Una muestra, clarísima,  que los presidentes utilizan a ciertos intelectuales para descargar sus culpas y tapar sus errores.

¿Qué dirá ahora el Tecnológico de Monterrey   de Alejandro Poiré,  quien  está encargado de la especialidad de Gobierno y Política en dicha institución?

Ridiculez y falsedades es la historia de la política mexicana.

amelendez44@gmail.com