Decidí no ver ya ninguno de los recuentos que están transmitiendo las televisoras de lo que, según ellas, fue lo más relevante del 2012, que por cierto todavía no termina.

Asesinatos, del crimen organizado o de la delincuencia común, corruptelas de políticos y escondidas de las corruptelas empresariales mexicanas. Los empresarios extranjeros en esos recuentos de fin de año a veces son señalados como corruptos, pero al parecer en México todos los hombres del dinero son unas blancas palomas.

Las noticias se agotan en las protestas por los detenidos a causa de los disturbios del 1 de diciembre que aún permanecen presos. Poca nota dan los políticos y menos los empresarios.

Coincido con Federico Arreola en que mis reflexiones navideñas fueron acerca del fin de los juguetes tradicionales y el entronizamiento en el ánimo de mis nietos de los sofisticados aparatos de nueva tecnología.

La mayor, Natalia, quiere una versión que descubrió de las tabletas electrónicas. La menor, Ximena, tiene apenas un año dos meses y observa interesada a sus hermanas y sus primos jugar solamente con ese tipo de nuevos aparatos.

Pero hay tiempo para esas interesantes y necesarias observaciones sobre el cambio de hábitos de las nuevas generaciones, porque la política, que nunca debe posponerse, está pospuesta estos días.

La noticia es que hoy Enrique Peña Nieto visitará Tlaxcala. El debate de la Asamblea del Distrito Federal acerca del artículo que penaliza será político en la medida en que los diputados se comporten a la altura.

La agenda 2013 está cargada y pesada.

El país tiene que redefinirse. De otra suerte nuestro riesgo no será el precipicio fiscal tipo estados Unidos; sino la caída al abismo social  en el cual estamos parados peligrosamente.

Están las reformas estructurales y su correcto y transparente tratamiento.

Está el cumplimiento de lo prometido por el nuevo gobierno en lo inmediato.

Y estará en la agenda siempre la observación de ver qué tan fácticos siguen siendo los poderes fácticos.

Mañana: la Agenda No Económica de Luis Videgaray.