Foto: Cortesía de Pep Companys

La manifestación silenciosa de más de 40 mil encapuchados del Ejercito Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) ha derivado en múltiples comentarios en las redes sociales. Algunos de ellos lamentables.

El uso desmedido de la palabra "resurgimiento" es una de las cosas que chocan en mi cabeza pues hasta donde se el movimiento zapatista apareció ante nuestros ojos en 1994 y pese a que no aparece en los titulares de los medios cada día informando lo que hacen o no, tiene una vida cotidiana desde entonces.

Prueba de ello es la cantidad de jóvenes y niños que marcharon en silencio por, supongo, convicción. Pareciera que es muy fácil ignorar que hechos como la masacre de Acteal son, además de tragedia, un hecho que marca la construcción de relevos generacionales. Lo cual no "surge" o "resurge", sino que se consolida a través de un trabajo en el tiempo.

Por otro lado, incluso en los cuadros "progresistas" de "izquierda" capitalina y chilanga se leen mofas respecto a quienes se manifestaron. Que si el uso del paliacate está de moda, que si quienes marcharon no eran indígenas, que si eran "weritos" o que si comenzará a migrar a México el "turismo revolucionario".

El año pasado cuando el 15M era furor e inspiración de los indignados en México, unos integrantes del colectivo de hacktivistas se presentaron en el auditorio Che Guevara de la Facultad de Filosofía y Letras.

En aquella reunión nos explicaron las razones y complicada construcción del éxito que la campaña mediática del 15M había tenido, es decir, las conflictivas bambalinas políticas de lo que nosotros vimos armado idilicamente en Youtube.

Al finalizar, alguien le preguntó a aquel español cuales eran sus inspiraciones. Y dijo:

"Me sorprende que ustedes como mexicanos no miren a los zapatistas. Para nosotros son un pilar fundamental".


Mural en escuela de dos aulas de Ovantic

 

Unos meses después estuve en las puertas de Ovantik, comunidad zapatista, vi salir y regresar una camioneta de servicios médicos con letras en francés. Vi también que en uno de los murales exteriores de la pequeña escuela de dos aulas se contaba la historia de "mujeres de otras tierras" que compartieron felices momentos con la comunidad.

Entonces, lo entendí. 

Parece que los "nacionalismos" y las "fronteras" son la justificación perfecta para sacar a relucir xenofobias mexicanas ocultas aun en las mentes más "progresistas".

Lástima que algunos mexicanos vean en la admiración de "extranjeros" un motivo para llamarles "weritos" e incluso mofarse de un movimiento que ha sido inspiración de otros, nacionales o extranjeros, que no esperan ser salvados por alguien más.