¿Cuál es el umbral nacional para la vergüenza? Pregunta Jon Lee Anderson en su extraordinario artículo Guns and the limits of shame [i](Armas y los límites de la vergüenza), mientras hace un recorrido por el horror que han padecido algunas naciones en el contexto de tragedias con el mismo modus operandi de la acontecida en Newtown, Connecticut, donde el viernes tuvo lugar una masacre en una escuela elemental que acabó con la vida de 27 personas, 20 de ellas niños[ii].  

Esto ha reavivado un debate no superado acerca de la compra y venta de armas en el vecino país del Norte, pero ¿este es el verdadero problema?

No se puede soslayar el hecho de que, para algunos analistas, EU es un Estado intervencionista, cuya sociedad está más cercana al autoritarismo que a la verdadera democracia. Esto es evidente al observar que el vecino país del Norte goza de un status de “salvaguarda del bien y los buenos” que absolutamente nadie le ha otorgado ¿Qué tipo de congruencia existe en un gobierno que condena los crímenes cometidos en su territorio pero que realiza los actos más deleznables en aquellas naciones que tienen la desgracia de ser consideradas “un peligro” para los intereses del gigante americano?

En ese orden de ideas, el problema no es sólo regular la compra y venta de armas en EU. Esa es sólo una arista del asunto que demanda un tipo de atención multidisciplinaria, donde la educación, los docentes, los  intelectuales , los medios de comunicación, la familia y la sociedad en general juegan un papel nodal en la ecuación que resulta de personas enfermas masacrando a inocentes para gozar de un tipo de celebridad que asegure que por lo menos al final de sus vidas, obtengan la “trascendencia” e “importancia” que les ha sido negada hasta antes de cometer sus crímenes.

En este sentido, el actor Morgan Freeman hace una reflexión al respecto que no tiene desperdicio y que me permito compartir textualmente con usted, amable lector, y que se refiere a “Apagar las noticias”:

“¿Ustedes quieren saber porqué sucede esto una y otra vez? Esto puede sonar cínico pero aquí les va: Es porque las noticias lo reportan.

Revisa las noticias y mira como tratan al asesino de la película de Batman y al asesino del centro comercial de Oregon:  Los tratan como celebridades. 

Dilan Klebold y Eric Harris son nombres conocidísimos, pero ¿alguien conoce el nombre de alguna víctima del tiroteo de Columbine?

Gente loca que de otra manera se suicidaría en su sótano quiere mejorarlo haciendo algo peor, yéndose de este mundo de una manera memorable. ¿Porqué una escuela primaria? ¿Porqué niños? 

Porque quieren ser recordados como monstruos en vez de un miserable don nadie.El artículo de CNN dice que si el número de muertos se mantiene esto hará de este tiroteo el segundo más mortífero después del de Virginia Tech, como si las estadísticas de alguna manera mostraran que un tiroteo es peor que el otro.

Luego ponen un video de una entrevista de unos niños de tercer grado de los detalles acerca de lo que vieron y escucharon mientras los disparos sucedían. El canal de noticias de Fox ha pegado la cara del asesino en todos sus noticieros por horas. ¿hay algún artículo o reportaje que se enfoque en la víctima que ignorara la identidad del asesino? 

Ninguno que yo haya mirado. Porque esas historias no venden. Así que, ¡Enhorabuena! Medios de comunicación sensacionalistas, ustedes han alimentado el fuego para que alguien trate de mejorarlo y ataque una guardería o un kínder.

Ustedes pueden ayudar olvidando el nombre de este tipo, y recordando el nombre de al menos una víctima. Pueden ayudar también donando a instituciones de investigación psiquiátrica, en vez de señalar con el dedo que el control de armas es el problema. También pueden ayudar apagando las noticias”. 

El ganador del Oscar no es el primero en denunciar lo anterior. En el mundo de la academia, desde la intelectualidad, Henry Giroux, el autor de “Los profesores como intelectuales” y considerado actualmente como uno de los doce canadienses que está cambiando la forma en la que piensa el mundo[iii], ha señalado la apología de la violencia que permea el campo educativo y que aterriza en las aulas en forma de bullying en algunos casos y en casos extremos en masacres como las de Columbine y Connecticut.  Giroux afirma[iv]

“La violencia se ha convertido en un deporte en Estados Unidos, uno de sus más valiosos, que definen las prácticas nacionales y extranjeras. Esta obsesión con la violencia y la muerte no sólo proporciona beneficios para Hollywood, la industria de defensa, y la industria de las armas. Por si fuera poco, también proporciona a la comunidad Latina una “identidad nacional” que es tan vergonzosa como mortal. La guerra contra los niños ha llegado a su apogeo con el trágico, brutal e incomprensible asesinato de los niños pequeños en Sandy Hook ¿Qué clase de país tiene los EE.UU. que ha convertido su voluntad al permitir que esta incesante oleada de violencia simbólica y material contra la juventud permee a esta y a otros para que masacres como ésta continúen?”

Y es que el debate es acalorado, complejo e interesante, porque el tema demanda que cada quien asuma la parte de responsabilidad que le corresponde en este grave problema. El Estado, por supuesto, revisando al respecto la regulación de armas, pero esto siempre será insuficiente sin el apoyo de los medios masivos de comunicación, de la industria del entretenimiento, de la labor docente, pero sobre todo, de las familias en el contexto de una sociedad cada vez más perdida en el consumo y los precios que en el amor y el valor.

¿Qué clase de videojuegos le gusta jugar a sus hijos, estimado lector? ¿cuáles son sus programas favoritos? ¿quiénes son sus héroes? ¿quiénes son sus amigos? ¿a quién escucha o a quién obedece?¿quién pone límites, fija reglas o estándares de conducta? En conclusión ¿cómo educa a su hijo?

En estos momentos, el mundo está ávido de super héroes, de un nuevo mesías que nos indique el camino a seguir y que realice grandes obras para beneplécito de sus seguidores, sin comprender que héroes hay en todos los hogares, que no hay obra más grande que brindar amor, paz y comprensión a aquellos que dependen de nosotros en lo económico, lo educativo o lo laboral, pero sobre todo en lo emocional. 

 ¿Usted qué opina, estimado lector? 

[i] http://www.newyorker.com/online/blogs/newsdesk/2012/12/guns-and-the-limits-of-shame.html

[ii] http://www.elmundo.es/america/2012/12/16/estados_unidos/1355629484.html

[iii] http://www.thestar.com/news/world/article/1111655--12-canadians-changing-t

[iv] http://truth-out.org/opinion/item/2753:henry-giroux-on-democracy-unsettled-from-critical-pedagogy-to-the-war-on-youth