La prematura y trágica muerte de la cantante Jenni Rivera tuvo un impacto pocas veces visto en el Internet y en las redes sociales.

Ni eventos como las elecciones presidenciales del pasado 1 de julio, ni los disturbios posteriores a la toma de posesión de Enrique Peña Nieto tuvieron el impacto que la muerte de “La Gran Señora” tuvo tanto en medios tradicionales como digitales.

Podría parecer una exageración, en primera instancia, que medios norteamericanos nombraran a Jenni como la próxima “Oprah Mexicana”, pero las muestras de cariño, popularidad y consternación posteriores a su muerte, además del respaldo de más de 15 millones de discos vendidos durante su carrera, corroboran esta afimación que apareció en sitios como el Huffington Post.

Aunque era previsible que este lunes decreciera un poco la intensidad de búsqueda de noticias sobre el accidente de la cantante, noticias como la supuesta foto de los restos de Jenni Rivera siguen siendo de las más visitadas por los cibernautas mexicanos. La imagen, cabe agregar, es cruda, difícil de ver, aunque noticiosa. Cierto sector de los lectores impulsado por el morbo sin duda la buscará y la verá no una, sino en múltiples ocasiones.

Que noticias como el atentado contra Salvador Cabañas en enero de 2010 o el lamentable accidente de Jenni Rivera superen a cualquier evento político en interés podría confirmar lo que afirma Federico Arreola en su columna de hoy: la gente está más interesada en sus ídolos que en lo que diga o haga la “clase política”.