Llevo poco más de dos años extrayendo del tintero solamente artículos de opinión y columnas políticas. La ideología y el acontecer de la vida pública del país desalojaron a la inspiración y a las musas de mi mente abrupta e inquieta, que pasó a ser de una máquina de creación literaria, a un aparato destinado a la creación de conciencia, la crítica y el análisis.

Y así fui olvidándome, desinteresándome — que es aún peor—, de seguir escribiendo cuentos, malos poemas y una novela que pretendía ser un humilde y sencillo homenaje al Boom Latinoamericano.

Desde muy joven me enamoré perdidamente de la literatura. Me aferré en un inútil y patético intento de devorar todas las obras literarias que escuchaba mencionar. Y leí, sin entender ni lograr apreciar como es debido, Cien años de soledad, La muerte de Artemio Cruz, La casa verde, antes de salir de la secundaria. Luego tuve que releerlas; algunas de estas novelas me tocó leerlas tres veces: en la secundaria, en la preparatoria y en la universidad — tuve el honor y el privilegio de empezar la carrera de Lenguas y Literaturas Hispánicas en la Facultad de Filosofía y Letras—.

Dejé la carrera de letras en la FFyL por dos sombrías y superficiales razones: porque la comencé al mismo tiempo que la de Derecho; y porque por falta de tiempo — o al menos eso me decía a mí mismo— y miedo a quedarme sin comer, opté por centrarme en las leyes, y postergar mi pasión a la literatura por algunos años.

Mas, a pesar de la carrera de Derecho, seguí necio con mi rejego y enredado romance con las novelas, los cuentos y los poemas. Y muchas veces se me complicaron los exámenes porque prefería a Cortázar que a García Máynez, a Carpentier que a Villoro, a Rulfo que a Kelsen, a Benedetti que a Ovalle Favela, a Onetti y a Borges que a Tena Ramírez y a Preciado Hernández.

La contraposición entre las letras y las leyes acabaron por materializar en mi vida una bifurcación que me ofrecía dos caminos totalmente distintos, antitéticos entre sí, como era de esperarse: uno iluminado y otro oscuro, ambos con destinos desconocidos. Y opté por la luz.

Luego encontré la forma de complementar todos mis intereses y terminé amalgamando mis pasiones en esto, mi columna. En ella supe mezclar letras, política, ideas, opinión y mis conocimientos jurídicos.

Publicado y leído por primera vez en mi vida, desde que comencé a escribir columnas y artículos sobre política retomé la pluma con una felicidad enorme. La retomé en serio, como nunca. Ni la literatura me había impulsado a escribir tanto como la política mexicana. Sin embargo, hace poco me propuse volver a escribir. Y escribí un cuento.

Plasmado en papel el punto final de mi último cuento, vi en esa diminuta mancha de tinta el preludio a lo que podía ser mi segundo aire dentro del universo literario. Por lo que me planteé reescribir el prólogo y los 9 capítulos que llevo de mi novela, aún intitulada, que principié a los 18 años. Acto seguido, y como si me hubiera caído del cielo, me topé con Novelistik, un proyecto literario revolucionario y sumamente interesante, que pretende y busca cambiar las reglas dentro del entorno de la edición, publicación y distribución de obras literarias.

Decididos en abordar el tren de las redes sociales que se dirige a la modernidad y que viaje en paralelo con la evolución de las sociedades modernas, el equipo de @Novelistik, desarrollaron una plataforma mediante la cual escritores podrán difundir sus obras en Twitter, Facebook y demás, y lectores podrán leer, reseñar y opinar en dichas obras sin restricción alguna en la página misma. También habrá regalías para autores. Y se intentará revivir la costumbre de la publicación de novelas en periodos, entregas. Para que los lectores puedan irse atrapando paulatinamente.

Enterado de esta empresa innovadora y genuina, reescribí el prólogo de mi novela. Y el 12 de diciembre lo publicaré. Luego iré reescribiendo y publicando el resto de la misma semanal o quincenalmente, esperando mis lectores de este espacio se interesen en mis letras más profundas e inspiradas. En la ficción que estoy creando.

En fin, celebro en lo que trabajan los amigos de novelistik.com. Espero se logre el fomento a la creación literaria y a las letras. Sin duda los apoyaré.

Y pues ahí estaré publicando.

Sigamos creando conciencia.