O por lo menos eso dice la primera edición de la revista Forbes México.

 

 

Con 95 años de antigüedad y publicaciones en Brasil y Argentina, la edición mexicana de la revista que gusta de contar la fortuna de otros así como las relaciones de poder que le interesan a los empresarios (y aspirantes a cargos tipo CEO) apareció el 15 de noviembre pasado.

Esta primera edición, cuya portada es un retrato de Enrique Peña Nieto, incluye la lista de las 50 mujeres más poderosas de México, escrito por Florencia Molfino, que dicho sea de paso, es Gerente de Contenidos en Grupo Medios y fungió como editora independiente de libros infantiles para Random House Mondadori México, y también como reportera para El Universal, GQ México y Chilango.

Molfino explica la metodología del reportaje que va de la página 114 a la 122: “seleccionamos a las 50 mujeres más influyentes de México a partir de siete categorías o bases de poder: millonarias, de negocios, estilo de vida (incluido entretenimiento y moda) medios de comunicación, activistas sin fines de lucro, política y tecnología”.

Y agrega: “para determinar la clasificación de cada categoría (…) aplicamos tres métricas: dinero, presencia en medios e impacto”.

Es así que Carmen Aristegui Flores, la periodista preferida de la audiencia radial en el Distrito Federal, según la última encuesta de Reforma, aparezca en la lista de las más poderosas mexicanas.

“Si el cuarto poder es- aún- la prensa, Carmen Aristegui es su cara humana: más allá de ejercer un periodismo de información sobre temas que no suelen ser cubiertos desde un ángulo crítico por la televisión en México, se ha convertido a esta altura en una marca registrada”, abre Florencia en la explicación del porqué de la posición de la periodista.

Y sin titubear, recalca uno de los temas que quienes se pronuncian por la democratización de los medios de comunicación han pasado por alto: Carmen “se ha enfrentado a las principales cadenas de radio y televisión del país, siendo despedida del grupo Prisa-Televisa”.

Desde este espacio no se duda de la influencia periodística (y política aunque ella diga que no es su objetivo) de Carmen Aristegui, a quien escucho de manera diaria desde las 5 a.m. (con la repetición de la entrevista de CNN) hasta las 10 a.m., momento en que concluye la primera emisión de Noticias MVS, sin embargo un segundo lugar con respecto a Elba Esther Gordillo no sería real más que a una muy lejana distancia.

Si bien la encuesta de Reforma, antes referida, indica que la audiencia radial de Aristegui creció de 2011 al 2012 un 6.6%, vale la pena recordar que sólo es a nivel Distrito Federal, donde las estaciones más escuchadas son musicales (Alfa y La Z).

Tristemente, un México influido por “la maestra” si es posible y tangible.

Como indica la propia Molfino, Elba Esther Gordillo es una “mujer de negociaciones implacables y declaraciones desenfadadas, (que) ha abogado por reformas educativas que no han demostrado un resultado del todo positivo (…) cerca de 80% de los estudiantes mexicanos reprueba o pasa ‘de panzazo’ las pruebas académicas internacionales”.

Y es que la realidad del país es un claro reflejo del abaratamiento y destrucción de la educación pública de calidad desde hace más de 30 años que, aunque Gordillo ha sido la líder del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) desde 1989 (si, un año después del inicio de la presidencia de Carlos Salinas de Gortari), no se ha cuestionado el modelo educativo ni siquiera por los maestros disidentes (como la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación) o agrupaciones “radicales” como el MAES (Movimiento de Aspirantes Excluidos de la Educación Superior) que cada año se conforma con colocar en la misma ruta educativa destinada al fracaso a algunos jóvenes.

Otro punto que pone en duda al lector sobre el lugar en el que fue colocada Carmen Aristegui es la otra lejana distancia: la del resto de mujeres que ejercen el periodismo de investigación o de opinión. Y las ausentes.

Lydia Cacho (sitio 18), Denise Dresser (sitio 24), Ana María Salazar (sitio 25), Carmen Lira Saade (sitio 32), Soledad Loaeza (sitio 37), Gabriela Warkentin (sitio 41) y Rossana Fuentes Berain (sitio 48) son las otras mujeres más poderosas de México desde el ángulo periodístico para la autora del reportaje.

¿Dónde queda Anabel Hernández y su polémico libro “Los señores del narco” que ahora se ofrece en puestos de periódicos a un precio accesible?

¿Y los personajes que pueden o no gustarnos pero aparecen en los medios masivos de comunicación? Personas como Adela Micha o Laura Bozzo pueden no parecernos correctos (e incluso irritables o desagradables) pero no se puede negar su influencia en el México real: el que regresó a la presidencia al Partido Revolucionario Institucional.