El antepenúltimo tuit que ha difundido Luis Videgaray dice: “Con 8 regalos de balón, ni con la mejor defensiva de la NFL se puede ganar el partido... ‪#fatal”.

Carajo. Se le nota enojado porque algún equipo de futbol americano tuvo un muy mal desempeño.

Espero, naturalmente, como diría el clásico, que por el bien de todos le mejore el ánimo para la reunión de mañana martes en la Casa Blanca entre Barack Obama y Enrique Peña Nieto, en la que Videgaray participará (lo harán también otros integrantes del equipo de EPN, como Miguel Ángel Osorio Chong, Emilio Lozoya y David López, lo mismo que importantes colaboradores de Obama).

Hay que poner la mejor cara frente a Obama. Y no solo porque se trate del gobernante más poderoso del mundo, lo que sería suficiente para sacar lo mejor del arte de la diplomacia, sino también (y sobre todo) porque el señor Obama es el presidente de nuestro principal socio comercial, Estados Unidos, una nación fundamental para nuestra economía en la que, además, residen millones de mexicanos.

Y, bueno, si se diera el caso de que Obama apoye al equipo de futbol americano que hizo enojar al coordinador del equipo de transición de Peña Nieto, pues con que no se toque el tema bastará para evitar disgustos.

Por cierto, la reunión entre Obama y Peña Nieto no será de 15 minutos, como se había anunciado quizá con desconocimiento de causa (algo que simplemente no tenía sentido), sino de casi una hora.

Así lo ha dado a conocer el mismo Videgaray en dos tuits, más tranquilos, escritos después del apasionado comentario sobre futbol americano:

“Mañana en la Casa Blanca se reunirán ‪@EPN y ‪@BarackObama por espacio de aproximadamente 50 minutos, entre las 15:40 y las 16:30 hrs.”.

“La reunión ‪@EPN y ‪@BarackObama será de 50 minutos en dos partes: 1. Acompañados por colaboradores (35 min) y 2. En privado (15 min)”.

¿Es mucho o es poco tiempo 50 minutos para tratar temas relevantes para los dos países? Es suficiente. La experiencia me ha enseñado que las juntas, políticas o de negocios, que duran más de 50 minutos son inútiles. Cuando las reuniones se alargan, solo se trabaja poco menos de una hora y el resto del tiempo es pura cháchara improductiva. Por cierto, ni las consultas médicas, por complejo que sea el problema, duran más de 50 minutos.

Con los amigos y  la familia puede uno pasarse las horas hablando de cualquier cosa, y hasta divertido resulta. Pero en el trabajo, hay que admitirlo, el exceso de parloteo perjudica.

Digo, si no van a hablar Obama y Peña Nieto de futbol americano o soccer (si fuera el caso, el mexiquense podría presumir la final mexicana ciento por ciento Atlacomulco entre el Toluca y los Cholos de Hank), sino de seguridad nacional, metida en un brete en ambos países por el caos que ha provocado la fallida guerra contra el narco de Felipe Calderón.