Ahora resulta que quien aventó el huevo a Adela Micha fue la mano de López Obrador. ¡Vaya sentido del humor del país y sus comentaristas!

La dinámica de las cosas mueve a poner atención o no en ellas. El huevo lanzado contra Micha, se repudie, se aplauda o se desdeñe el hecho, ha sido excesivamente tratado y aún distorsionado por los medios de comunicación y los políticos.

¿Tienen los periodistas y los políticos necesariamente que solidarizarse con Micha por el huevo del #YoSoy132? Me pregunto si lo mismo sucede en otros países ante semejantes acciones, en Estados Unidos o Francia, por ejemplo. ¿TIENEN QUE solidarizarse para no ser “mal vistos” por colegas y la sociedad? Y en realidad, ¿en un país en donde el periodismo es amenazado seria y constantemente, tiene que convertirse un huevo en tema principal de la “agenda nacional”?

Pareciera que el asunto está siendo utilizado más bien por la propia “víctima” y su compañía, televisa, para reanimar el “Yo Acuso” contra “los violentos”, para dividir al país entre buenos y normales (ellos), y malos y anormales. Y esto se presta a confusiones y contradicciones, porque alguien con una política de guerra tan violenta como Calderón, corre, aprovecha la ocasión, condena el hecho y es visto por los medios como un político civilizado. Y aunque no cuentan tras sus espaldas con 80mil muertos (o los que sean), igualmente se apresuran Peña, Ebrard y Mancera, entre otros. Como compelidos por un energético motor, el de la televisora.

Claro que no es civilizado arrojar un huevo en contra de nadie, ni un zapato. Pero ha sucedido con cierta frecuencia a nivel internacional. Y ni esas acciones han conducido a una violencia en cadena ni se ha responsabilizado “moralmente” de ello a un personaje ajeno al lanzamiento. Muy por el contrario, López Dóriga acusa una y otra vez a López Obrador de las acciones de repudio espontáneo en contra de figuras públicas (Marín, Ciro…), y aún pregunta, “¿qué es necesario para que Andrés Manuel López Obrador se pronuncie contra la violencia y el encono que ha cultivado?”. Otro tanto ha hecho Loret de Mola, quien lo acusa de ser “el político mexicano que más promueve la violencia contra los periodistas”. ¡Vaya!

También Federico Arreola, usualmente con buen sentido del humor, sorpresivamente urge a AMLO a condenar el asunto del huevo.

Desde hace varios años, la propensión, casi moda, es hacer responsable a López Obrador de todos los males del país. En contraparte, hay millones que lo ven como el único líder social capaz de contrarrestar el silencio que se desea imponer en México entre quienes se inconforman con el historial y el presente anti-democrático del país.

La realidad es que si hay una condición de encono, ello no es responsabilidad de López Obrador como promueven desde hace seis años los apologistas del sistema, sino que tal condición hunde sus raíces bien lejos. En los fracasos de los gobiernos del PRI y el PAN, quienes no han sabido conducir al país a un estado de regularidad democrática, ya no digamos en términos electorales, sobre todo, en términos económicos y sociales (ahora argumentan que semejante situación obedece a que no se han hecho los cambios oportunos, es decir, las reformas de la ambición presente). El PRI y sus políticos son responsables porque traicionaron el espíritu de la Revolución y de la Constitución de 1917 (aunque parezca viejo, el argumento es vigente). El PAN y sus políticos, porque lo han traicionado todo. La corrupción y el autoritarismo, las traiciones mayores. Aunque sea reprobable, es natural que en cualquier momento sean repudiados ellos y sus apologistas, como el caso de Micha.

Usualmente, acciones de esta naturaleza, más que un acto contra la persona específica, obedece a una condición de animadversión en contra de lo que representa el personaje agredido, ya sea Echeverría, Bush, Peña Nieto o Micha. Y cada quien está en su derecho de solidarizarse o no con el afectado, pero, ¿existe el derecho a demandar exculpaciones, deslindes y condenas de parte de otros?

 Si yo, arrebatado, lanzara un viril jitomate podrido contra Ciro Gómez Leyva por estar inconforme con el manejo turbio de las encuestas durante el proceso electoral, ¿el responsable sería yo, López Obrador o el sistema de justicia electoral del IFE que no ha procedido a sancionar esa irregularidad y más bien la ha aplaudido? Sin duda en México se vive en la anormalidad y mientras sea así, estaremos en el terreno de las posibilidades de todo tipo.

Hoy, López Obrador ha lanzado un huevo. ¡Vaya tino, vaya sentido del humor! El político causa revuelo nacional otra vez, ¡y eso que ya lo habían mandado a La Chingada!