Se respira un aire nuevo en el ambiente. La gente que no estaba convencida de que a México le URGE un cambio verdadero empieza a aceptar que si permitimos el regreso del “nuevo” PRI o la continuidad del PAN la situación lejos de mejorar empeorará.

 

La reacción de los jóvenes ante la posible imposición de un presidente represor, inepto e inculto es quizá la muestra de que el cambio ya inició.

 

La gente ya no puede aceptar el argumento de que los jóvenes son INTOLERANTES sólo porque manifiestan su preocupación por el futuro de México y su inconformidad con la crisis económica, social, política, de violencia y de seguridad, cuyos responsables tienen nombre y apellido.

 

Los maestros, los trabajadores, los ciudadanos sin empleo ni oportunidades de sacar adelante a sus hijos están aprendiendo a interpretar lo que hay detrás de los “comentarios” que escuchan en los medios masivos de comunicación, empecinados en defender lo indefendible y en disfrazar la realidad en un mundo color de rosa que desgraciadamente no existe en el país.

 

Ante la ingobernabilidad en la mayor parte de las entidades federativas y la IMPUNIDAD de políticos y funcionarios corruptos, el pueblo se está organizando y participando para que las cosas cambien, y eso es ya el inicio del cambio.

 

Las redes sociales reaccionan INMEDIATAMENTE para descalificar las acciones antidemocráticas de actores e instituciones que se niegan a perder el poder, y que en su afán de conservar los privilegios de unos cuantos están destruyendo a un país que merece un mejor futuro.

 

Hay efervescencia por todos lados y eso significa también que el cambio ya inició, de nosotros depende que ese cambio sea por la vía pacífica, como lo propone Andrés Manuel López Obrador. Ha corrido demasiada sangre como para permitir que se imponga la violencia sobre la verdad y la razón.

 

La estrategia de descalificar y hasta agredir a los jóvenes puede provocar un desenlace que a nadie conviene.