Cuando afirmo que el profesor mexicano que pretende asumirse como un profesional de la educación antes que un burócrata asalariado está completamente solo, es cierto.

 

¿Qué sucedería si un profesor decide solicitar ser evaluado? Lo primero que tendría que haber considerado para tomar tan firme decisión es la certeza de que jugará un partido de fútbol americano: tratarán de taclearlo por todos lados, desde innumerables frentes. Eso es un hecho.

 

Hay quien desde la cómoda posición que brinda el poder, la institución o el compadrazgo, brindan consejos a todos aquellos docentes que sean amenazados, acosados o censurados: “denuncie a la CNDH”

 

Ésta postura, desconoce convenientemente que estos organismos están al servicio de los virreyes de los Estados. Una denuncia en la CNDH estatal no significa otra cosa que impunidad. Jamás progresará una denuncia presentada en contra de un presidente municipal que acosa a una directora de escuela y ni qué decir de las denuncias en contra de los pasquineros que le hacen el trabajo sucio difamando y ensuciando la reputación de aquel docente que se atreve a retar el statu quo.

 

No más simulaciones, por favor.

 

Sicilia afirma que en México, la impunidad es la norma, no la excepción y dice bien ¿Cómo explicar entonces los acuerdos de las seccionales del SNTE con los gobernadores de los Estados para blindar legalmente ambas gestiones? ¿Cómo interpretar las posiciones otorgadas al SNTE por el señor presidente Felipe Calderón?

 

En este momento, la censura, el acoso, la difamación y la amenaza están a la orden del día en el gremio magisterial. Pensar[i], condición sine qua non ejercer la práctica docente, es un acto peligroso.

 

No es de extrañar que Chomsky afirme que no es posible formar libre pensadores sin cuestionar al poder ni a las propias incertidumbres ¿sabía usted que dentro de la Reforma Integral de la Educación Básica (RIEB) cuestionar, interpelar y retar la ortodoxia son verbos que no solamente no están contemplados dentro de las competencias básicas[ii] a evaluar dentro del salón de clases, sino que los mismos profesores no poseen estas capacidades básicas inherentes a la labor docente[iii]?

 

¿Cómo retar a Elba Esther si la protege el señor presidente de la República, que luego se atreve a afirmar que “son los mismos profesores los que deben decidir el destino del gremio”? En mi casa me enseñaron que eso se llama doble moral y es una conducta indigna en un mandatario que tiene la obligación y la enorme responsabilidad de  privilegiar el bienestar de los niños de este país antes que su maltrecha legitimidad o sus convenientes alianzas formuladas en las cloacas mexicanas.

 

¿Por qué el SME sí fue desaparecido de un plumazo y el SNTE es ahora más fuerte que nunca? Es una pregunta que me gustaría formular al señor presidente de México, al que el infomercial “de Panzazo” convenientemente excluyó de su pulcra y bien calculada denuncia pública. Así cualquiera es valiente.

Y todavía nos sorprende que el candidato del copete engomado, el discurso hueco, el debate nulo, el teleprompter y la destilación de amor almidonada por la Gaviota telenovelera, cause conmoción donde quiera que se presente: “Enrique, mi amor, te quiero en mi colchón”, “Papacito, no vino tu Gaviota, pero aquí está tu guajolota” Y nos da risa, cuando lo que debería inspirar es pena y tristeza.

 

Un pueblo bien educado en un sistema educativo de calidad, no es el “homo videns” de Sartori ni “el alienado” de Freire. La debacle del sistema educativo es una tragedia bien calculada dirigida a conservar todo tal y como está para beneficio y provecho de unos cuantos y quien no lo vea así, está convenientemente ciego.

 

Reitero ¿A quién conviene un ciudadano crítico, analítico y reflexivo que no transe ni venda el voto por una despensa o unas monedas? Al statu quo actual, parece que no.

 

Y si tu, al igual que yo, compañero profesor, quieres que las cosas cambien, debes saber que el sistema no funciona como te dijeron. La justicia es para quien tiene el poder, el amigo o el dinero. Prepárate. No busques el aplauso ni el reconocimiento, porque no solamente no los obtendrás, sino que serás difamado, vilipendiado y calumiado. Te harán papilla, cierto, pero te quedará la satisfacción íntima y personal de haber hecho lo correcto. No esperes más, pero tampoco menos que eso.

 

Un profesor que haya denunciado ante todas las instancias correspondientes un hecho reprobable, el acoso de un presidente municipal, de la prensa que trabaja “por convenio” con el ayuntamiento, la ayuda condicionada y partidista del DIF, la incursión a través del SNTE en su escuela de la esposa del tesorero municipal, quien trató de sobornar al presidente de la asociación de padres de familia para “ayudar a la comunidad” con recursos provenientes de las arcas municipales, la toma de su escuela por sus propios compañeros y calumnias e infamias , sabe que finalmente siguen ahí, en la más abyecta impunidad, porque en México no solamente no hay justicia, sino que parece que a nadie le interesa que exista.

 

¿Qué nos queda? Seguir trabajando, intelectualizar nuestra práctica docente[iv] y asumirnos como entes libres para formar ciudadanos ad hoc a las necesidades actuales. Sólo así, en nuestro paso por la vida, podremos justificar el haber sido llamados “Maestros”.

 

¿Usted qué opina, estimado lector?

 

 

[i] http://sdpnoticias.com/columna/6107/Sobre_el_complejo_de_Icaro

[ii] http://sdpnoticias.com/columna/7636/Las_reformas_educativas_y_el_exterminio_del_genio

[iii] http://sdpnoticias.com/columna/7852/Apologia_del_estupido

[iv] http://sdpnoticias.com/columna/6124/Los_profesores_como_intelectuales