La condición volátil del ser se experimenta como algo insoportable porque la consistencia de la realidad se siente diferente, algo más ligera y asfixiante. Esto quiere decir que la experiencia de la realidad depende de la fuerza gravitatoria provocada por las relaciones intersubjetivas. Entre mayor flujo de información entre las relaciones sociales, habrá más amistad y enamoramiento. Por eso la novela de Kundera, La insoportable levedad del ser, muestra que los personajes flotan en el limbo porque se desconectan de las relaciones amorosas/fraternales. La ruptura de la ligazón libidinal, en términos freudianos, es el cordón que amarra al sujeto a la tierra, es decir, que el narcisismo es el estado psicológico por excelencia de los nómadas límbicos. Por eso la novela también plantea un conflicto con el narcisismo.

 

El personaje de Tomás no puede evitar engañar a Teresa. Es más él siente que lo necesita. No le importa que su cabello huela a otra mujer, no le importa llegar con un calcetín de Sabina, en fín, no le importa tener sexo con otras mujeres. Ese narcisismo sexual se expresa en Tomás como la avidez por el amor fugaz por corporal. Pero ¿a caso esa búsqueda de otras mujeres no es otra oportunidad de escapar a la insoportable levedad del ser? Al buscar conexiones sexuales constantes, también está localizando esos nodos que lo hacen pegarse al suelo por la gravedad intersubjetiva. A su vez, de alguna forma, Teresa es un punto gravitatorio que lo atrae a la realidad de la vida cotidiana. Simplemente no puede dejarla a pesar de que la engaña todo el tiempo.

 

Teresa encuentra su peso en Tomás de forma perversa: por medio del masoquismo. Ella no puede dejar a Tomás a pesar de su infidelidad constante. Pareciera que el sentirse engañada fuera la fuerza que la mantiene en este mundo. El goce (lacaniano) que ella segrega de su cuerpo y de su psique, en el momento en que sabe que es engañada, es la ligazón libidinal que la mantiene con los pies en la tierra. Al gozar de esta forma, su estancia en esta realidad se vuelve más amena y menos hostil. Con este personaje podemos observar qué tanto se vuelve necesario el dolor exterior porque es en realidad placer interior.

 

Sabina es una osada. A pesar de que sabe las consecuencias de la insoportable levedad del ser decide huir a los Estados Unidos. No le importa las promesas de Franz respecto a su divorcio, ni mucho menos el sexo que tenía con él (que de plano era insoportable porque no ejercía cierta violencia sexual con ella). Lo interesante en Sabina es la lógica filosófica con la que pintaba los cuadros: el paisaje coherente y ordinario es la mentira comprensible, mientras que de las cuarteaduras emerge la verdad incomprensible. De esta forma, la mentira comprensible y la verdad incomprensible se asemeja al idioma lacaniano: del orden simbólico, de carácter social, surge lo real, la verdad traumática. La sociedad necesita de la mentira para tapar las violencias que puedan atentar en contra de la realidad social. Puede ser que ella descubre que la noción de soledad es lo que provoca la insoportable levedad del ser. Como la sociedad se maneja en un campo enmascarado por comprensible ella le apuesta a la levedad por su carácter verdadero. Por eso Sabina es el personaje que recurre más a la violencia hacia la pareja, es más peligrosa que Tomás y sus engaños.

 

Franz necesitaba sentirse enamorado de Sabina y tener sexo con su alumna para experimentar eso llamado realidad social. De forma bipolar se ata con una de forma amorosa y sexualmente con otra. Este es su mecanismo de defensa en contra de la volatilidad existencial. Su mente se puede sumergir en los recuerdos del pasado con el fin de funcionar en el mundo social del presente. Y también su cuerpo busca perderse en el cuerpo de su alumna con el fin de estar en la realidad. La conciencia hacia el pasado tiene el peculiar efecto de idealizar las vivencias, por eso la razón de su estado hipnótico, de eterno suspirante enamorado. Además, su levedad es provocada porque dos mujeres lo dejan: su esposa y Sabina (de hecho él deja primero a su esposa el mismo día que Sabina decide abandonarlo). Este personaje sufre la levedad del ser de forma insoportable ya que se desconecta de los dos puntos de referencia que mantenía su existencia social/terrenal.

 

La insoportable levedad del ser de Milan Kundera es, en mi opinión, una novela netamente posmoderna al tocar el tema de la volatilidad de la existencia, cada vez más en el juego del proceso de individualización. La búsqueda de “pesas” o puntos de referencias gravitatorios es una de las metáforas que indican la necesidad de sentirnos en sociedad, seres-en-colectividad ante el desgaste de los lazos sociales comunitarios.