Como ciudadano y como integrante de MORENA voy a ejercer mi derecho de crítica. Lo he hecho siempre, pero ahora lo hago con cierta dosis de encabronamiento. Desde que yo conocí a AMLO me pareció que era un hombre que sabía escoger a sus colaboradores y hasta ahora no me siento defraudado. Es más, como Jefe de gobierno su equipo fue de primer nivel y los resultados de su gestión, excelentes. En MORENA, hija legítima de Andrés Manuel, concurrimos mujeres y hombres hartos de las viejas políticas, de los oportunistas, de los trepadores, de todos aquellos que a cuenta de nuestro voto, se han enriquecido sin haber hecho nada por el pueblo y por sus electores.

Creímos y aún creemos que MORENA es una organización social diferente. Crítica, abierta, plural, demócrata, justa y sobre todo, ajena a las prácticas del dedazo y el gatopardismo. Nos entusiasmó la idea de que las políticas, los acuerdos, las decisiones, siempre serían resultado de la participación de la gente, de los acuerdos colectivos. El poder, dijimos, se construye desde abajo, con el consenso, con el trabajo y con la participación de los ciudadanos. Dimos por hecho que empezaba a construirse una cultura política nueva, diferente. Llena de principios éticos y de una moral que podía confrontar los vicios que han enfermado y envilecido a los políticos.

 

Sin embargo, el trecho que llevamos andado demuestra que poco o nada ha cambiado en la política real. Los partidos, los caciques, las tribus y los intereses de grupo o de poder, son los que deciden en lo oscurito, los que incluyen o sacan de la jugada a las personas o a las organizaciones sociales.   ¡Sólo así se explica que mientras MORENA se parte el alma trabajando, organizando, informando y alentando el voto a favor de una propuesta de cambio verdadero; por las calles de la ciudad de México y del interior del país, aparezcan colgados, en pendones y mantas, en TV y en medios impresos, “propuestas” y nombres de viejos cochuperos, traidores y tranzas, mientras millones de mexicanos  ingenuos queremos limpiar el país de esta bola de trácalas!

 

¿Acaso no existe contradicción entre lo que se hace y lo que se dice? ¿Dónde quedan las declaraciones de AMLO y de muchos de los integrantes de su equipo de que vamos por una Regeneración Nacional, cuando se dan espaldarazos, nombramientos virtuales y se apapacha a candidatos que en el pasado reciente lo traicionaron, criticaron el programa de MORENA y se olvidaron de las políticas que dieron origen al PRD? ¿Se puede tener autoridad moral ante la gente para explicar por qué aparecen acompañando a AMLO y como candidatos, personas como Amalia García Medina que aplicó con  rigor el nepotismo en Zacatecas y salió acusada de fraude maquinado contra las finanzas del Estado? ¿Qué explicación pueden dar los dirigentes del DIA o del PRD cuando personas como Víctor Hugo Lobo autor de una pésima gestión en la GAM y ahora quiere ser Senador por obra y gracia de sus jefes? ¿Dónde quedaron las sanciones contra este personaje por haber tomado la sede en la que se encontraban las boletas para elegir los órganos internos del Partido al que dice que pertenece? ¿Por qué se le permite que por sus pistolas imponga en la GAM a sus incondicionales para que le cubran la retaguardia?  ¿Cómo es que se autoriza que Chiguil ande suplantando al responsable de Morena en esta Delegación cuando el nombrado para el efecto es el Profr. Ramón Jiménez López quien sí está trabajando con toda responsabilidad?  

 

 Como miembro de MORENA sostengo que, si queremos que las políticas y declaraciones de AMLO tengan sentido y que la gente logre la confiabilidad que se requiere, debemos empezar por hacer a un lado a toda esta sarta de trepadores porque no le suman votos a su campaña. Los que deciden en las cúpulas del Movimiento Progresista, debieran tomar nota de que hay un grado creciente de encabronamiento entre la gente y que éste empieza a permear en MORENA. Pues resulta que unos son los que trabajan, los que sacrifican tiempo, recursos y hasta la relación familiar mientras un grupo de cábulas se mueve y se mueve alrededor de los “jefes “para que sin la opinión ni el consenso de nadie, estos oportunistas sigan en el vergonzoso disfrute de los recursos públicos y columpiándose en el poder. Resulta contradictorio que esta caravana de mafiosos viva del apapacho y de la impunidad, mientras miles de mujeres y hombres se la rifan trabajando y a estos ni siquiera les piden su opinión. ¿Qué pasa entonces?

 

Andrés Manuel tiene que cumplir con sus declaraciones recientes: “si hay candidatos del frente progresista, o de MORENA, que ofrezcan despensas, pollos, patos, borregos, dinero en efectivo, no hay que tenerles confianza. ¡Porque si ese sistema se arraiga, ya nos llevó el tren! El voto es la única arma del pueblo para el cambio, y si se convierte en mercancía, si se va a comprar o vender, no habrá ninguna transformación posible. Los candidatos ciudadanos o provenientes de otros partidos, tienen que ser de inobjetable honestidad y con buen posicionamiento ante el electorado” Entonces vale la pregunta. ¿En qué quedamos por fin? ¡Hasta ahora bien por lo dicho! ¡Pasemos a los hechos!