23 de abril de 2024 | 03:02
Opinión de Alberto Halabe

    La penicilina y el Premio Nobel de Medicina

    Si los aliados hubieran reconocido la efectividad de la penicilina antes de la Segunda Guerra Mundial otra hubiera sido la historia de la recuperación de sus soldados
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    “Las flores necesitan tiempo para desarrollarse; si se intenta apresurar su crecimiento, se les hace más mal que bien”.  

    Alexander Fleming

    ¿Por qué si Alexander Fleming descubrió la penicilina en 1928 recibió su Premio Nobel hasta 1945?

    La primer respuesta es porque los Premios Nobel de todas las categorías siempre se otorgan muchos años después del descubrimiento realizado, por ejemplo, Einstein publicó su teoría sobre el efecto fotoeléctrico en 1905 y recibió su Nobel hasta 1921, o Luc Montagnier descubrió el virus del SIDA en 1984 y recibió su Nobel en el 2008, pero el caso de Fleming es muy incógnito; desde que observó que el hongo penicillium, al caer presuntamente de manera accidental en un cultivo de bacterias, las aniquiló, actuando como antibiótico, era 1928, Fleming ya sabía que obtendría el Premio Nobel por ese descubrimiento, lo publicó al año siguiente pero comenzó el escepticismo médico, no porque no era cierto lo que publicó Fleming, cualquiera lo podía reproducir, sino más bien, por una completa envidia hacia él (ver artículo sobre envidia en SDP noticias, 1 Agosto/2019); además, en Europa occidental y en Estados Unidos comenzaron a fabricar antibióticos sintéticos de tipo sulfas, con ganancias multimillonarias; la penicilina de Fleming es muy barata, en la actualidad un frasco en México de 1 millón 600 mil unidades cuesta alrededor de un dólar americano (el de marca similar o genérica).

    Comenzaron a venderse sulfas de manera industrial desde 1935, sin tocar el tema de la penicilina, que, además, era más efectiva, incluso, a Winston Churchill, siendo Primer Ministro de Inglaterra, le administraron sulfas en 1943 cuando sufrió una neumonía, a pesar de que su médico, Lord Moran, solicitó que se le aplicara penicilina; cuando se curó con sulfas, el mismo Churchill dijo que también fue gracias al brandy inglés que tomó durante su estancia hospitalaria.

    Pero muy sorprendentemente, en territorio nazi durante la Segunda Guerra Mundial si utilizaron penicilina como antibiótico, incluso existe evidencia de que al mismo Hitler le curaron una infección en su pierna ocasionada por la explosión de la bomba que Von Stauffenberg le colocó como atentado el 20 de Julio de 1944, con, penicilina, por eso, al terminar la Segunda Guerra Mundial, en 1945, la Fundación Nobel tuvo que otorgarle el Premio Nobel de Medicina a Alexander Fleming, los nazis ya se habían encargado de demostrar su efectividad.

    Si los aliados hubieran reconocido la efectividad de la penicilina antes de la Segunda Guerra Mundial otra hubiera sido la Historia de la recuperación de sus soldados, pero, así son los grandes descubrimientos, la Humanidad jamás los acepta de primera mano, a pesar de que su efectividad sea indiscutible, igual que lo que ocurre en la actualidad con el ácido cítrico como tratamiento del cáncer.

    Y, a pesar de que en 1945 la penicilina ya tenía el reconocimiento del Premio Nobel, en México no reconocieron su efectividad, los médicos mexicanos no la aceptaron en esa época, por eso se presentaron tantos casos de fiebre reumática en México todavía en los 50`s y 60`s del siglo XX, porque los médicos no utilizaban la penicilina que ya se sabía mundialmente que curaba dicha enfermedad causada por estreptococo, que, hasta la fecha, se cura con la penicilina de Fleming.

    NOTA CULTURAL: En la película “Resistencia” (Defiance) con el actor, también agente 007, Daniel Craig, mencionan como los polacos y judíos escondidos en territorio nazi intentan conseguir penicilina para tratarse.