Grosera, marrullera, mentirosa: ese fue el comportamiento de la aspirante del PRIAN a la presidencia, Xóchitl Gálvez.

Antes de este segundo debate observamos nuevamente comportamiento anómalo aparentemente ignorado por el INE, como la aparente ayuda visual o auditiva a Gálvez y la “casualidad” de que la transmisión del carísimo instituto “autónomo” se interrumpiera al menos cuatro ocasiones, casualmente (¿o causalmente?) en tres de ellas, mientras Sheinbaum intervenía para presentarse y despedirse de la transmisión.

Las intervenciones de Xóchitl la desnudaron tal cual cómo es, en sus limitaciones políticas y humanas: se refirió a la ex pareja de su enemiga política como “su esposo”, se metió con la familia de otros políticos, masculló durante las intervenciones de otros con impunidad y utilizó letreros infantiles y majaderos durante la intervención de Claudia.

¿Y las propuestas de la derecha? ¿Cuáles? Si su única propuesta es ser nuevamente una semicolonia de los Estados Unidos, para sus drogas, sus productos y su turismo sexual, en muchos casos infantil. Ahí está el caso viviente de la destrucción de la soberanía Argentina. Ese es el proyecto de Xóchitl, del PRIANRD y de Claudio X. González y sus esbirros pseudointelectuales. No hay más.

En estos momentos, la campaña de Gálvez está en el lodazal. Su prestigio, si es que lo tuvo, está totalmente pulverizado. Pero, mientras se acerque la fecha de las elecciones, aumentará la desesperación. Xóchitl tocará otros abismos en el tercer debate y días subsecuentes. Ella y los partidos que representa, están en un auténtico agujero lleno de estiércol de la peor guerra sucia y necro política.